La Conferencia Anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que comenzó ayer en Ginebra, Suiza, puso en alerta a la Confederación General del Trabajo (CGT). En los últimos días circuló un proyecto de recomendación a tratar en el encuentro internacional, que alienta la creación de sindicatos para agrupar a trabajadores informales, desocupados y cooperativistas en los países que integran la organización, entre otras figuras no contempladas en la legislación argentina sobre asociaciones sindicales.
Lo que a primera vista fue presentado como un documento a debatir para la creación de empleo en blanco y la formalización de trabajadores privados de derechos esenciales, podría chocar de frente con la Ley 23.551 que garantiza en la Argentina el modelo sindical de monopolio de representación.
Justamente, quien fue pionero en incorporar a desocupados, entre otras figuras diversas de las del tradicional trabajador asalariado formal, fue la Central de Trabajadores Argentinos, la CTA, en los años 90, antes de su división hace pocos años. Y es precisamente el esquema de unicato el que la CTA, y ahora las CTA, viene pregonando por cambiar, exigiendo la personería gremial como confederación de sindicatos.
Tal propósito confronta con la CGT oficial, ya que ese esquema es el que le asegura la primacía absoluta en términos de legalidad, y a los sindicatos reconocidos plenamente les otorga derechos de negociación, recaudación y representación de asalariados ante conflictos.
El abogado laboralista Lucio Garzón Maceda, con décadas de experiencia y a cargo de la asesoría de numerosos sindicatos que integran las distintas versiones de la CGT, confió a Ámbito Financiero la preocupación de la central obrera. «Existe preocupación entre los gremios en caso de que fuese a tratarse una recomendación que podría afectar el modelo sindical argentino», explicó al matutino.
Es por eso que los sindicalistas tradicionales, alertados de esta posibilidad, le enviaron a su representante ante la OIT, el líder de la UOCRA, Gerardo Martínez (miembro de la CGT oficialista y reconocido por su participación en foros internacionales), un pedido para introducir aclaraciones en la recomendación, al menos para el caso argentino, de modo de no hacerla chocar contra la legislación local.
El instrumento de la recomendación, de todos modos, es el más leve del que dispone la OIT. El organismo, en casos de normativas violatorias de sus normas en los países miembro, tiene a la mano otras herramientas más severas, como las observaciones o los mismos convenios que son de aplicación obligatoria para sus integrantes.
Sin embargo, en sectores de la CGT temen que la vigencia de una eventual recomendación de esas características siente un antecedente que pueda usar un próximo Gobierno ante presiones de la CTA u otras agrupaciones semejantes. Recuérdese que existen desde hace algunos años una serie de fallos de la Corte Suprema que declaró inconstitucional artículos de la ley sindical argentina a tono con las observaciones de la OIT.