La Federación Marítima, Portuaria y de la Industria Naval (FeMPINRA) que lidera Juan Carlos Schmid, triunviro de la CGT, decidió el estado de «alerta y movilización» en defensa de los puestos de trabajo ante la decisión oficial de trasladar el Puerto de Buenos Aires a la órbita de la Ciudad Autónoma sin garantizar los puestos laborales.
«El gremio decidió el alerta y movilización ante esas informaciones y la ausencia total de definiciones a las solicitudes concretas de respuestas», señaló un comunicado firmado por el secretario de Prensa de la FeMPINRA, Luis Rebollo.
La organización sindical, que agrupa a 16 gremios de la actividad, aseguró que «la situación de miles de familias dependientes de ese puerto es de angustia», y explicó que «el lugar y los terrenos aledaños (hasta hoy patrimonio del Estado nacional) fueron de forma permanente objeto de deseo del negocio inmobiliario».
También sostuvo que así como en su momento toda la zona que se extiende entre la Dársena Norte y el dique I -que empleó a miles de trabajadores y, mediante el nefasto decreto 817/92 y la sesión de tierras a privados, concluyó con el mega-proyecto inmobiliario ‘Puerto Madero’- ahora el Ejecutivo porteño solicitó el traspaso del puerto para realizar su control y su explotación», afirmó.
«El pedido ocurre en paralelo a la proliferación de proyectos inmobiliarios millonarios en el interior de la zona portuaria, además de la puesta en marcha de la obra ‘Paseo del Bajo’, que en su trazado atraviesa los depósitos fiscales Gemez II, Capitán Cortés y Murchison Defiba, lo que obligaría a reducir su espacio en algunos casos o directamente a cerrar en otros», explicó.
La FeMPINRA sostuvo además que la Administración General de Puertos (AGP) expresó la intención de adelantar el llamado a licitación de las terminales para la primera mitad del año, sin garantizar «la continuidad laboral de todos los trabajadores».
Por último, puntualizó que esos hechos «se producen sin la participación de las entidades gremiales», más allá de «reuniones en las que se expresa la intención de una Buenos Aires ‘verde’ o la necesidad de incrementar la productividad, porque no existen mesas reales de trabajo en las que el personal tenga voz respecto de lo que ocurrirá con el espacio donde cumple tareas».