(por pablo cano) Para aquellos que entienden (entendemos) al Póker como uno de los juegos de azar dónde menos impera la fortuna y más la estrategia del jugador, sabemos que el «ALL IN» -el jugado, el me juego todo el resto en esta mano- siempre es una jugada en la cual el azar queda reducido a su mínima expresión, pero que aún así puede fallar. Esta aparente contradicción se salda con la comprensión integral del juego, léase el otro también juega y en la mano del otro también hay una cuota de azar.
Para leer el conflicto bancario que está escalando raudamente hacia el «All In» hay que analizar la mano de cada jugador (La Asociación Bancaria y el Gobierno) y entender que cartas tiene cada uno en su poder. Mas allá del margen de azar, que siempre existe pero que en este tipo de cruces es menor, el pronóstico permite aventurar que sólo la Bancaria está expuesta de manera integral a ésta pelea, mientras que el Gobierno -con mas resto en su juego- puede darse el lujo de perder la mano pero seguir aún en juego…y ya pareciera inexorable que llevará el cierre de esta negociación a un punto de equilibrio que estará por debajo de lo planteado por los Bancarios.
En palabras del Ministro Dujovne – en declaraciones a radio mitre en el programa de Longobardi el 13/04-, existen tres tipos de paritarias, la de los empleados públicos que firman por debajo o hasta el tope del 15% porque la patronal (el estado) tiene no sólo sus metas que le marcan un número a la negociación sino que también un límite dado por la capacidad de pago conforme la recaudación programada. Luego está la paritaria de los privados, que en palabras del Ministro es libre y por último «un caso raro» como la de los bancarios dónde la patronal es una parte estatal (atada a los criterios mencionados) y otra parte libre, sujeta a los deseos de la patronal estatal conforme infiero de resto de las apreciaciones del Ministro. Esto no sólo ratifica que es el propio Gobierno quien se planta en el 15% sino que va a ejercer todos sus resortes para llevar la negociación hasta el lugar que mejor le convenga. Por ahora la seguidilla de paros producidos y anunciados no conmueve el amperímetro de la agenda pública y lleva a la estructura sindical a un ejercicio de conflicto al cual los bancarios no están acostumbrados.
Del mismo modo, las nuevas formas del negocio bancario hacen que la falta de atención al público genere perjuicios pero no parálisis de la actividad. Por ejemplo el clearing, otrora llave de la movilidad bancaria, hoy se hace de un modo mayormente automático. Y hasta ahora el manejo de efectivo para los cajeros se ha resentido pero -en lenguaje técnico- no ha «secado la plaza». Por último, no depende de Bancarios el transporte de caudales, con lo cual tampoco puede hacer valer sus «paros» sobre este tópico escencial para el capitalismo. Hasta aquí la mano del Gobierno, no ha jugado todas sus fichas en esta partida y viene aguantando con poco sobresalto la corrida que le hace el sindicato.
La Mano de Bancarios
Hay un enorme malentendido con la vocación política/sindical de Sergio Palazzo. Ese malentendido (fogoneado tanto por algunos actores de la propia Bancaria como por otros que precisan una referencia sindical de peso dónde aglutinarse) lo expuso al dirigente de origen radical a una centralidad de la cual es preso en este conflicto; a diferencia de otras veces dónde los acuerdos podían tener un dato nominal de paritaria para «quedar bien» con la comunicación de la misma y poseer ajustes que por debajo de la línea de flotación elevaban el número de bolsillo, hoy Palazzo está apuntado por el Gobierno con doble etiqueta que lo hace un enemigo favorito: «gremialista» y «kichnerista»…va de suyo que si hasta ahora las usinas informativas del aparato que comanda Marcos Peña no están montadas en modo alta rotación con esto, es porque aún consideran que hay resto para seguir pulseando y no porque no lo vayan a hacer.
Dicho esto, la gestión de Palazzo al frente de la Bancaria ha sabido cabalgar sobre las estructuras que dominaban el gremio desde los días zanolistas (subsumiendo varias de ellas en su conducción) y ha generado un ingreso de dirigentes de base provenientes de la banca privada que oxigenaron el espíritu sindical del gremio. Esto a caballo de varios años de alta ganancia en la actividad y de un clima político sindical marcado por la añorada lucha contra el impuesto a la ganancias, que prácticamente alcanza a todo el universo bancario. Ya en los días de CAMBIEMOS, la escaramuza en el marco de la primera apertura legislativa de Macri -marzo de 2016- hizo del gremio y de su conducción un mojón de la oposición que le permitió al sindicato recuperar prestigio y lugar en el mundo de la organización obrera pero que también lo llevó a sostener ese ímpetu que está encontrando en esta paritaria su prueba de fuego.
La base de trabajadores comprometidos por la demora en la recomposición salarial también es un dato a favor del espíritu combativo (al modo de los bancarios, entiéndase) puesto que muchos de aquellos que están en la gama de ingresos sub $35.000.- padecen la inflación al punto tal que avanza sobre sus ingresos no sólo perforando el nivel de vida acorde a los mismos sino que también obligando a muchos de ellos a buscar alternativas para recomponer un ingreso que se encuentra comprometido por obligaciones asumidas en la expectativa de ajustes salariales que se demoran. En criollo, no son pocos los empleados bancarios que con sus autos adquiridos a crédito hacen UBER para llegar a pagar la cuota. Del mismo modo, aquellos que han adquirido nivel de gastos de clase media acomodada tienen un impacto en sus ingresos que la ausencia del reajuste o el achique del mismo al famoso 15% va a comprometer la holgura de sus días. El enojo en el trabajador bancario es palpable y Palazzo sabe que cuenta con ese enojo…y también con los vidriosos límites del mismo.
Por último, al ser Bancarios la última paritaria «grande» de la primera parte del año sin cerrar, está jugando la partida por él y por los que vienen después (UOM se está sumando ahora pero sus antecedentes del año 2017 y la caída del empleo industrial no anticipan demasiado espíritu de lucha). Sin embargo, esto que podría generar una solidaridad estratégica, es mas probable que desemboque en un tubo de ensayo bajo el mantra «desensillar hasta que aclare» que tanto recita la conducción gremial de mayor raigambre corporativo. Por eso, es central para Bancarios poner el centro de la discusión en los trabajadores que enrola (clase media y media acomodada urbana, núcleo central del voto macrista) cosa que aún no ha logrado, pero que tiene al alcance de la mano. No es el Gobierno contra el Bancaria, es Macri contra sus votantes. Para ello deberá revisar su rancio dispositivo comunicacional y encontrar una verdadera «novedad» a la hora de entablar la discusión paritaria.
Reinventarse ya no es una estrategia de marketing para el movimiento obrero, es una imperiosa necesidad de supervivencia.Sobre todo si las fichas se te acaban y tenes que ir all in.