La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) es un hervidero. Es que por estas horas el descontento de los empleados es muy grande por las decisiones que toma el titular del organismo, Ricardo Echegaray, en un año que los tuvo en alerta de forma casi permanentemente.
Fue muy conflictivo el acuerdo salarial firmado que terminó por debajo de lo esperado por los empleados. Apenas alcanzó el 28,15% sellado por la totalidad la administración pública, pero tuvo una composición compleja.
Es que los empleados de la AFIP cobran todos los meses, a mediados de mes, una compensación denominada «Fondo de jerarquización» que está atada al avance de la recaudación fiscal.
Este año la suba salarial en paritarias incluyó, como suma a cuenta del aumento, el porcentaje de los incrementos que los empleados habían conseguido a fuerza de engrosar la recaudación fiscal. Por lo tanto, al comenzar a cobrar el nuevo salario el porcentaje de aumento terminó en el orden del 14 o 15%.
«Es la primera vez que esto ocurre en el organismo», dijeron fuentes del gremio que lo consideraron como «una provocación» lanzada desde la administración.
Pero no es el único problema. Es que para conseguir que se firmen las paritarias los empleados el mes pasado realizaron un paro al que adhirió masivamente el personal. Esta medida disgustó a Echegaray y fuentes dirigenciales de la AFIP cuentan que el titular del organismo ordenó castigar con descuentos a quienes se sumaron.
Concretamente, Echegaray habría planteado que a quienes se plegaron a la huelga se les baje la calificación y, por lo tanto, cobren menos de lo que les corresponde por el Fondo de jerarquización.
Los empleados del organismo señalan la actitud de Echegaray como una clara maniobra de persecución sindical y lo consideraron como «una provocación».
Fuentes sindicales señalan que no es la primera vez que Echegaray genera un conflicto en medio de retos del Gobierno Nacional. Algo similar hizo en 2011 cuando se dudaba de su continuidad y lanzó una estrafalaria modificación de horarios y funciones, que luego de muchas idas y vueltas terminó quedando en el olvido.
En 2012 volvió a la carga, en medio de presiones por la irrupción del cepo cambiario, cuando decidió cerrar una división de la AFIP lo que lo llevó a colisionar con el gremio.
Los trabajadores insisten en que «Echegaray busca generar conflictos gremiales para visibilizarse» y le recomiendan que se ocupe de la postergada Reforma tributaria.