La conflictiva situación que arrastra la Cooperativa de Puerto San Martin, núcleo central del imperio que otrora comandara Herme «Vino Caliente» Juarez, dio un nuevo vuelco en el marco de su demorada normalización.
Fuentes judiciales le adelantaron en exclusiva a InfoGremiales que es inminente la salida del actual interventor, Roberto Pasqualino, y el arribo en su lugar del veterano dirigente del PJ local Daniel Sorrequieta.
Sin embargo, la nota saliente de este enroque es la activa participación en el asunto del referente santafesino del Movimiento Evita, Gerardo Rico.
El Evita, como popularmente se conoce al Movimiento, ya había dado muestras de estar atento al conflicto a partir del arribo de uno de sus hombres -Alexandre Roig- a la conducción del organismo con poder de definición en el conflicto de la cooperativa, el INAES.
De hecho, a principios de año recibió a un grupo de trabajadores portuarios que reclamaban por la situación de la cooperativa, denunciaban a la intervención y pedían el urgente llamado a elecciones.
Es ese grupo había una extraña conjunción de grupos cercanos a «Vino Caliente» y otros nucleados alrededor de un concejal de Cambiemos, Federico Jolly.
De alguna manera buscaban proponer al INAES un mecanismo similar al que se arribó en el Sindicato del Puerto (SUPA). Una suerte de mesa colegiada que permitiera que estén todos adentro pero sin preminencia de ninguno hasta regularizar la situación.
Para ello tuvieron un pico de visibilidad, a partir de manifestaciones con una amplia cobertura mediática del gigante local «La Capital», otro condimento que habla del tamaño de lo que está en juego.
El arribo de Sorrequieta también pone fin a otro actor importante que tallaba en el negocio de la Cooperativa. Pasqualino había llegado a la intervención de la mano formal de la UBA y de la cobertura política del operador radical Emiliano Yacobitti quien, a su vez había, logrado una base de sustentabilidad en el ámbito de Rosario.
El pacto de Yacobitti tenía como contraparte al Grupo de los hermanos Whpei que habían aportado al abogado Daniel Machado como hombre fuerte de la intervención.
Todos estos jugadores corridos en esta nueva etapa que se abre con el arribo de Sorrequieta. Ahora habrá que mirar cómo el Evita lograr anclarse en un lugar convulsionado, al que todos aspiran en función del importante y estratégico negocio que dominan.
En medio de este río revuelto, el empresario Adrián Milisenda, que compite con la cooperativa por los servicios portuarios, parece ser por ahora el único ganador claro.