La empresa RPB, fabricante de los jugos Baggio, despidió 43 trabajadores de su planta de Entre Ríos. El viernes los empleados decidieron bloquear la planta para exigir la reincorporación de todos los cesanteados. Ante esa situación la delegación Gualeguaychú del Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria y ordenó dar marcha atrás con los 43 despidos.
El conflicto se inició la semana pasada a partir de la decisión de la empresa, que adujo que debió reducir su plantilla por una «baja en la producción». Sin embargo, los trabajadores denunciaron que los despidos se inscriben, en realidad, en un marco de persecución gremial por parte de la patronal.
Sucede que en el mes de febrero, tras el despido sin causa de tres operarios, hubo una afiliación masiva de los empleados en la Federación de Trabajadores de la Alimentación (FETIA), y una serie de medidas de fuerza mediante las cuales se logró la recuperación de las fuentes de trabajo. A partir de allí, según relatan los empleados, comenzaron las represalias contra los sindicalizados.
Tras la conciliación obligatoria dictada por las autoridades de la cartera de Trabajo provincial, tanto la firma RPB como los empleados y el sindicato deberán retrotraer la situación al 26 de junio, un día antes de los despidos que generaron el conflicto.
«Nosotros sabemos que los despidos no son por la baja productividad, sino porque muchos de nosotros queremos pasarnos del gremio de la Alimentación al Sindicato Único de Trabajadores de Aguas Gaseosas, que está adherido a Federación Argentina de Trabajadores de Aguas Gaseosas y Afines (FATAGA)», explicó uno de los despedidos.
«La empresa hace cuarenta años que se maneja con el Sindicato de la Alimentación, pero nosotros como trabajadores queremos ejercer el derecho a la libre agremiación, tal cual lo establecen las leyes. Por eso decimos que argumentar baja producción es una excusa para no dejarnos organizar en nuestra representación gremial», aportó otro de los afectados.
Los ex empleados de la firma recordaron que el conflicto no comenzó la semana pasada, sino que se gestó a principios de este año: «En febrero, la empresa despidió a tres compañeros sin causa. Por eso como parte de aquella solución se logró que fueran reincorporados. Ese logro permitió a FATAGA que hoy tengamos más de 250 afiliados y como esto va creciendo, la empresa comenzó con una estrategia de fuertes presiones para que muchos se desafilien e incluso otros han recibido amenazas de que podían perder su fuente de trabajo. Y esto desembocó en los 43 despidos que se han materializado en el último mes», señaló.
Luego de algunas vueltas, la empresa decidió acatar el fallo del Ministerio de Trabajo y el próximo 7 de agosto a las 10, habrá una nueva audiencia en la sede de la delegación de Gualeguaychú de la cartera laboral, en la que las partes deberán negociar una salida al conflicto.