La sala de reuniones del Sindicato de Petroleros Privados, fue sede del plenario de comisión directiva y cuerpo de delegados donde se aprobó por mayoría el acuerdo que el martes había establecido en Buenos Aires, el secretario general, Jorge Avila, en una mesa donde los dos sindicatos petroleros de la Cuenca del Golfo San Jorge habían aceptado ante funcionarios del Gobierno nacional y representantes de las operadoras una serie de adecuaciones a los convenios colectivos de trabajo para garantizar el nivel de actividad y las fuentes de empleo.
Entre otros aspectos la adenda al convenio colectivo implica aspectos como eliminación del pago de horas de viaje a los yacimientos, trabajar con viento y realizar tareas nocturnas.
Una vez iniciado el plenario, un significativo número de afiliados trató de ingresar al recinto para pedir que no se aprobara el acuerdo ya que consideraban que «no era la mejor opción para los trabajadores».
Incluso un grupo trató de quemar cubiertas como medida de reclamo por no poder presenciar el plenario.
El plenario finalizó cerca de las 16 luego de seis horas de debate. Tras el cónclave, Avila, sostuvo en diálogo con El Patagónico: «no hay nada para festejar. No hubo aplausos no hubo nada como otras veces. Lo que nos queda es una cancha de lodo. Apartir de ahora vamos a salir a defender cada cosa que venga».
«Uno tiene que explicar lo que no está preparado para hacer. Yo no estoy preparado para dar cosas, estoy preparado para pelear y defender los intereses de los trabajadores, pero también tengo que mirar el mapa que tengo para resolver los problemas y acá no hay otra alternativa que nos permita garantizar 18 perforadores, 35 workover y 33 pulling hasta diciembre», agregó.
El referente gremial dimensionó que la situación actual no es la mejor para los petroleros convencionales. «Nosotros tampoco tenemos un Vaca Muerta que nos garantice 10 mil puestos de trabajo, encima tenemos un barril en baja, somos la única provincia que exporta y que no tenemos los reembolsos de los puertos, por eso la actividad convencional no tiene futuro», lamentó.
«No fue un día para nada agradable, pero fue un día de democracia porque pudimos debatir durante seis horas que en ningún lugar del país se hizo y no hay ningún gremio con la capacidad para debatir lo que vamos a hacer para el futuro. Esto es democracia sindical y me llena de orgullo esa parte», indicó.