La crisis económica sigue golpeando fuerte a la compañía alimenticia Molino Cañuelas. El Banco Macro, uno de sus acreedores, pidió la quiebra de la empresa de la familia Navilli.
La deuda que tiene es de u$s10 millones mientras que la acumulada con otros bancos y entidades financieras internacionales, es superior a los u$s1.350 millones.
La situación de la compañía es comprometida. El primer balance trimestral del año pasado arrojó una pérdida de 1.809 millones de pesos; en el siguiente, el rojo llegó a 2.688 millones de pesos.
Entre otros acreedores están el Banco Nación, con u$s55 millones; Banco Galicia, con u$s38,5 millones; HSBC, con u$s 45 millones; Santander Río, con u$s36 millones; Banco Provincia de Buenos Aires, con u$s34 millones y BBVA Banco Francés, con u$s24,5 millones.
Semanas atrás, Molino Cañuelas y Compañía Argentina de Granos (Cagsa) habían anunciado un acuerdo con el Comité de Acreedores para hacer frente a su deuda.
Entre otros acreedores se encuentran Rabobank, la Corporación Financiera Internacional (CFI) e ING, esta última con sede en Ámsterdam (Países Bajos).
Según el comunicado de la empresa que pertenece a Aldo Navilli, el acuerdo estaba sujeto a la presentación de la documentación definitiva y a la aprobación de cada entidad financiera. «Las partes esperan completar la documentación definitiva en los próximos meses», resaltó.
Cañuelas es uno de los principales productores de alimentos. Está especializado en la elaboración de harinas, aceites, galletitas, panificados, pre mezclas para pizzas y alimentos congelados, con marcas como Cañuelas, 9 de Oro, Pureza y Mamá Cocina. Actualmente tiene 21 plantas industriales en Argentina, Uruguay y Brasil y exporta a más de 60 países.
En el país, tiene más del 80% del mercado de las harinas que se producen en 21 plantas industriales, donde emplea a unas 3.000 personas.