La falta de mantenimiento del canal principal imposibilita a los barcos, cada vez de mayor calado, ingresar a la dársena y ante la situación que se presentan, las cargas son derivadas a otras provincias que tienen puertos privados. Eso puso en peligro 250 empleos y generó el malestar importante de los portuarios.
En la actualidad, el puerto San Pedro tiene una profundidad de siete metros y la distancia reglamentaria establece como mínimo nueve metros por lo que los barcos -con cargas de cítricos y cereales- se desvían y son dirigidos a otras terminales portuarias con concesión privada.
El ministro de la Producción, Ciencia y Tecnología, Cristian Breitenstein, dijo que » se está conversando fructíferamente con todas las partes», y agregó que «se están tomando todas las medidas necesarias para que los buques puedan volver a operar a la brevedad».
Breitenstein recordó además que la provincia de Buenos Aires está fuertemente comprometida con el funcionamiento de sus puertos y con la defensa de los puestos de trabajo.
El funcionario se reunió con las partes involucradas en la cuestión, quienes agradecieron las gestiones gubernamentales por encontrar una solución al problema.
El de San Pedro es considerado un importante puerto de transbordo y opera con la exportación de fruta fresca -fundamentalmente cítricos de las regiones del NOA y el NEA- y, como complemento, peras y manzanas del Valle de Río Negro.