El ex secretario general del Sindicato de Obreros Marítimos (SOMU) Omar «Caballo» Suarez fue detenido ayer tras haber sido procesado con prisión preventiva por asociación ilícita y defraudación, en el manejo de bienes del sindicato que lideraba.
La decisión la tomó el juez Rodolfo Canicoba Corral quien también procesó al titular del SOMU por extorsión de las vías navegables.
El fiscal federal Ramiro González lo había imputado por lavado de dinero. Lo encontró sospechoso de pertenecer a distintas sociedades del negocio naviero cuyos fondos eran de dudosa procedencia.
«La Interventora del SOMU halló una falta de transparencia en el origen de los fondos invertidos en tales sociedades, resaltando que el objetivo de las personas que la constituyen habría sido obtener el control accionario de la empresa ´Marítima Maruba SA´ toda vez que posee el monopolio de transporte de cargo de las rutas marítimas y fluviales de Argentina, presumiendo que tales inversiones habrían sido realizadas mediante ardides», sostuvo el fiscal al pedir abrir una acusación contra el sindicalista.
Suárez viene siendo investigado por administración fraudulenta cuando fue Secretario General del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), y también por extorsión a empresarios navieros mediante la protesta en los que paralizaba la actividad.
En las últimas semanas, la intervención del sindicato, a cargo de la diputada del PRO Gladys González -designada personalmente por el presidente Mauricio Macri-, presentó ante el magistrado documentación vinculada a movimientos de dinero entre San Jorge Marítima S.A. y todo el holding de empresas relacionadas con el «Caballo», como Patagonia Rural SRL, Elite Viajes y Mercantes S.A.
Sucede que la intervención ya tiene fecha de caducidad y era necesario que ese proceso pueda demostrar acciones concretas que justificasen la resolución tomada sobre el gremio. Además la idea era cumplir con el deseo de Macri de ver tras las rejas a Suarez, que se demoró más de la cuenta por la falta de solidez de las pruebas.
La idea del Presidente era dar un mensaje de cambio de época a la ciudadanía, una especie de señal anticorrupción, y nada mejor que hacerlo con un gremialista a la que la corporación sindical le había soltado la mano, por lo que no traería consecuencias con la CGT.