El líder de la Federación de Trabajadores de Aguas y Gaseosas, Raúl Álvarez es un hombre más bien subterráneo. Su gremio no es de los más grandes, pero para nada despreciabe: posee unos 50 mil afiliados en los que compite palmo a palmo con Hugo Moyano por la representación en los lugares de trabajo.
En las últimas horas, a partir de una denuncia en un programa de TV, el gremio saltó a la fama. Es que se conoció que es dueño de un campo de 70 hectáreas en General Rodríguez donde cría caballos de lujo. No se trata de cualquier tipo de caballos, sino de una raza especial proveniente de Holanda conocida como Frisón. De hecho, esta clase de animales está asociada a la realeza de los Países Bajos porque son los encargados de tirar de los carruajes en todas las ceremonias oficiales.
En la Argentina existen sólo tres criadores de frisones y uno de ellos es FATAGA. Pero es la improbable relación entre el gremio y esta actividad lo que no deja de llamar la atención.
El predio de más de 70 hectáreas donde se encuentran los 26 ejemplares cuenta con caballerizas, espacios de entrenamiento y hasta una pista techada para exhibiciones internacionales. Los importantes gastos para criarlos y mantenerlos corren por cuenta del sindicato.
La abogada Silvina Martínez presentará hoy una denuncia por administración fraudulenta de los bienes de la asociación.
Según explicó el apoderado del sindicato, los animales «son para terapias de chicos autistas». Aunque no pudo terminar de argumentar por qué sería necesario traer animales pura raza de Holanda para esa tarea.
«Puede haber sido una excentricidad, pero no se malversó un peso de nadie», explicó el apoderado. Cada animal cuesta más de 50 mil dólares.
Pero los caballos no son la única «excentricidad» del sindicato. También tiene a su nombre 74 vehículos entre los que se destacan un Mercedes GLE 400 de más de 5 millones, una camioneta BMW X6 de más de $2.000.000, un BMW X4 de otros $2.000.000, cuatro Toyota SW4 de $1.400.000 y ocho camionetas Hilux.
Álvarez es un hombre que supo ser alfil de Luis Barrionuevo en la extinta CGT Azul y Blanca, pero se bajó de ese barco para subirse a Cambiemos. De hecho designó a su hijo, Patricio Álvarez como dirigente en las 62 Organizaciones que comandó hasta su muerte Gerónimo «Momo» Venegas y que se fungieron como la pata sindical del oficialismo.
Los vínculos entre el gremio y el oficialismo no sólo llegan desde el plano gremial, es que Patricio también se lanzó a jugar a la política desde Boca, club insignia del macrismo y en San Miguel donde mantiene lazos muy fuertes con uno de los intendentes de mejor relación con María Eugenia Vidal (tanto que se convirtió en ministro), Joaquín De la Torre.