La actividad canillita se encuentra en su mayor pico de conflictividad en, al menos, 30 años. Es que un viejo reclamo de los vendedores de diarios y revistas se plasmó en la disposición de la Dirección de Regulación del Sistema Nacional Integrado de Venta y Distribución de Diarios y Revistas publicada la semana pasada, que determinó que el salario de los canillitas debe consolidarse sobre el precio final de venta de las publicaciones.
Esta decisión provoca que en todo el interior del país se distribuya entre los vendedores de diarios y los distribuidores locales el monto que las editoriales cobran hoy por el recargo por envío al interior.
La normativa implica que se repartan entre las partes unos 2,5 millones de pesos que hasta la fecha quedaban en manos de las editoriales y no formaban parte de los ingresos del resto de los intervinientes en el proceso de distribución y venta.
La Federación de canillitas, que ya reclamó este año el reparto de esos fondos con 15 paros a Clarín, principal protagonista de la actividad, se prepara para una avanzada con medidas de fuerza si es que el multimedios continua con su postura de desconocer la disposición.
Tan relevante es la decisión para los vendedores de diarios y revistas que hasta seccionales cercanas al multimedios, como son Rosario y Mendoza, ya advirtieron que impulsarán «unidad de acción» con la Federación para conseguir la aplicación efectiva de la normativa.
Los editores de Revista Pronto fueron los primeros en aplicar lo dispuesto y la publicación ya tuvo su primera tirada con un precio único a cobrarse en todo el país.
Para buscar que más editoriales sigan ese camino, en el Ministerio de Trabajo habrá el lunes una audiencia con todos los actores del sector (canillitas, editores, distribuidores y agentes) en la que discutirán las modalidades de aplicación y los pasos a seguir.
Fuentes consultadas por InfoGremiales sostuvieron que las posturas más reacias a acatar la medida la sostienen Clarín y Perfil, pero que esperan que con la gradual incorporación del resto de los editores a la nueva realidad y la presión de los canillitas, terminen por normalizar su comportamiento.
Esta confrontación pone a la actividad en el nivel más alto de conflictividad de los últimos 30 años y determina la primera normativa salarial para los trabajadores canillitas en 70 años.
El recargo por envío al interior, ahora en disputa, surgió como una manera de precarizar los ingresos de los canillitas y los distribuidores del interior que no ven conformados sus ingresos por un porcentaje del precio final de venta de las publicaciones, sino por una parte de ella. Hasta ahora esa cifra era propiedad exclusiva de las editoriales que se quedaban con una porción y otra la destinaban al transporte.
La La Federación de Canillitas está en manos de José Luis Frau desde octubre del año pasado, cuando una asamblea desplazó a Omar Plaini en medio de su campaña electoral con Francisco De Narvaez.
Hasta ahora sólo evitaron sumarse a esta instancia de confrontación abierta con los editores, pero fundamentalmente con Clarín por su peso y su voracidad, las seccionales canillitas cercanas a Plaini (Capital, Córdoba, Misiones y Santiago del Estero) que prefirieron el silencio.