La poderosa empresa cerealera Cargill anunció que hoy restableció las operaciones en sus plantas ubicadas en Villa Gobernador Gálvez y Bahía Blanca.
Lo hace luego de haber suspendido sin goce de haberes a más de 500 empleados, con un sorpresivo lock out, que informó con un comunicado manuscrito pegado en los portones.
El conflicto se desató cuando la agroexportadora despidió a 44 empleados de su planta situada al sur de Rosario. A partir de esa decisión empresarial, el Sindicato de Aceiteros lanzó un paro por tiempo indeterminado y luego medidas de fuerza sorpresivas. La situación se agravó y se prolongó durante más de dos meses.
En un comunicado de prensa difundido en las últimas horas, la multinacional sostuvo que «la suspensión de las operaciones y de su personal por 5 días obedeció a no poder garantizar las condiciones adecuadas para operar de forma segura, luego de sufrir más de 80 paros sorpresivos e intermitentes en las últimas dos semanas».
«Confiamos no vernos obligados a sufrir nuevas interrupciones», expresó la agroexportadora.
En el mismo comunicado, Cargill repudió «profundamente las agresiones sufridas por personal de la empresa a la salida de una audiencia en el Ministerio de Trabajo. Entendemos que estos hechos atentan contra el canal de diálogo que se busca mantener. Asimismo, iniciaremos las acciones judiciales correspondientes para que los responsables reciban las sanciones que corresponden».
Desde el sindicato de Aceiteros creen que las decisiones de Cargill son un paso para disciplinarlos y que el ajuste en una de las empresas más rentables del país no tiene otro objetivo que quebrar la organización sindical.