El líder de los trabajadores mercantiles, Armando Cavalieri, no asistió la semana pasada al cónclave que realizó la CGT Alsina en la sede del sindicato de taxistas y echó más leña a un fuego que está creciendo. Es que por sus últimas actitudes desde sus pares de la central comienzan a mirarlo con recelo, lo mismo que distintos funcionarios del gobierno nacional.
Varios de sus colegas sindicales creen que el “Gitano” Cavalieri hace un tiempo comenzó a jugar a dos puntas. La primera evidencia se dio cuando asistió a La Rosada junto con el sindicato de bancarios para que ambos, en un acto oficial con la presencia de varios funcionarios, estampen su firma en el acta paritaria que cierre la negociación colectiva del sector para 2014. Mientras que ante los medios hubo consenso y hasta Cavalieri ofició de vocero, en las sombras decidió no rubricar el acuerdo y esperar el paro del sindicalismo opositor para volver a presionar.
Además, una vez que se decidió a avanzar en el cierre paritario, el octogenario dirigente sostuvo que la presidente le comentó que estaba evaluando eliminar el impuesto a las ganancias para los salarios. Esa versión lanzada por Cavalieri fue considerada como una segunda muestra de traición y generó un duro cruce con Tomada. El Ministro de trabajo lo calificó de irrespetuoso y de mentir descaradamente.
Cuando las cosas parecían calmarse se produjo el faltazo del mercantil al cónclave realizado por la CGT el jueves pasado. Mientras desde la conducción de la central esperaban que el encuentro sirviera para limar asperezas y acordar una agenda común de acción de cara al futuro, la ausencia de Cavalieri amplificó las versiones que lo vinculan a una jugada política a dos puntas: se queda en la central oficialista, pero trabaja para erosionar al gobierno y mira a Massa como salida a cortoplacista.
El descontento con Cavalieri ya no puede callarse. Tanto desde la central como desde el gobierno estiman que su cambio de postura no es casual. El pasado del eterno secretario general mercantil (está al frente del sindicato de forma ininterrumpida desde el regreso de la democracia) está repleto de cambios de posiciones y de lealtades rotas. Apoyó a todos los gobiernos mientras estuvieron en el poder y se diferenció de todos ellos cuando estaban saliendo para subirse al siguiente caballo.
Algunos creen que esta puede ser la última maniobra del “Gitano”. Con un poder en el gremio que está desgastado y maniobras que erosionan todavía más su figura, piensan que éste puede ser el último giro de una carrera llena de puntos oscuros.