Los caddies llevan los bolsos con palos de los jugadores de golf y los asesoran en sus usos. Actualmente cursan demandas millonarias a cientos de clubes de todo el país por relación de dependencia encubierta. Los juicios millonarios los sostiene un estudio de abogados cuyo socio es Guillermo Montenegro, diputado por La Libertad Avanza y ex asesor de Victoria Villarruel, el otro es Federico Pávito, director General de Administración del Senado.
Los caddies de golf le pusieron un stop a la precarización laboral que sufrían y, con el asesoramiento de varios estudios de abogados, demandaron a sus antiguos empleadores. Algunos de los clubes más exclusivos de la Argentina tienen sus bienes embargados y empezaron a cobrar cuotas extraordinarias en dólares para evitar la quiebra. Los que se encuentran en situaciones más complicadas ya han comenzado incluso a vender propiedades o parte de sus terrenos.
Los caddies iniciaron juicios laborales por relación de dependencia encubierta contra los clubes. La Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo ya falló en cientos de casos a favor de ellos. Las sentencias y los cálculos de actualización que se utilizan en el fuero determinan indemnizaciones millonarias –algunas alcanzan los 800 millones de pesos– que muchos clubes no pueden afrontar.
Según investigó el diario La Nación, el Jockey Club afronta 210 procesos en curso. El Olivos Golf Club también está entre los más denunciados con cerca de 40 demandas vigentes y, según lo que pudo reconstruir el medio, tuvo decenas de causas que fueron “conciliadas”.
En el caso del Hindú Club son 10 demandas que lo orillaron al concurso preventivo y empezaron a vender propiedades y han comenzado a cobrar cuotas extraordinarias para pagar sus deudas. Desde la institución aseguran que los caddies «nunca fueron empleados del club» y que «se los dejaba pasar para que trabajaran para los golfistas, que son solo el 10% de los socios».
Desde La Nación identificaron que actualmente, el principal estudio que lleva adelante estas causas es Montenegro Pávito & Asociados y el diputado nacional de La Libertad Avanza, Guillermo Montenegro es uno de lo socios del estudio. El otro, Federico Pávito, es director General de Administración del Senado.
Pávito afirma que hay una relación de dependencia encubierta entre la centena de caddies que representó y la decena de clubes contra los que litigó en los últimos años. “Ahora ya no la tienen, pero durante muchos años los clubes tenían una ficha de ingreso de los caddies. El master caddie les daba capacitaciones a los nuevos caddies. El club les daba horarios para que no se cruzaran todos el mismo día. Y los sancionaba si no iban el día que les correspondía”.
Los clubes, por su parte, dicen que los caddies no trabajan de esa manera: “El caddie es un nómade. Va rotando por clubes. Puede haber trabajado en uno, por ejemplo, durante tres años, hace 10 años, y no haber regresado nunca más. Pero luego presenta demanda y dice que ingresó a club en 1980, y que prestó servicios continuamente hasta el despido en 2021, 2022 o 2023″, dice el dirigente de uno de los clubes más demandados, que sigue de cerca los juicios de su asociación.
Lo llamativo es que el sindicato de Caddies y la Asociación Argentina de Caddies critican estas demandas judiciales. “Han sido un arma de doble filo. Los caddies han sido víctimas de los abogados. Un caddie no es un trabajador dentro del campo de golf que cumple un horario fijo. Son jornalizados. El tema es que cuando hay un vacío en el marco legal, siempre existen problemas”, afirma Claudio Sesto, secretario de relaciones institucionales del sindicato de Caddies y presidente de la asociación.
Sesto le aseguró al medio que actualmente trabaja en un proyecto para regularizar la situación laboral de los caddies. El proyecto es que se vuelvan trabajadores autónomos y con matrícula de la asociación, y así lograr reconciliar la relación que solían tener con los clubes.
“Hoy un club ve un caddie y sale corriendo. Y es una lástima, porque el pibe que fue caddie de golf, como lo fui yo, tiene que estar agradecido. Es una gran oportunidad de ascenso social. La gran mayoría de los grandes jugadores de golf del país son excaddies. Otros muchos, gracias a ese trabajo, han conseguido trabajo, o han podido estudiar una carrera universitaria. Incluso muchos fueron becados por golfistas”, afirmó Marcelo Soria a La Nación, director del Tour Profesional de Golf, quien de joven, durante un par de años, trabajó como caddie en el Jockey Club San Isidro. “Ahí adentro están los dueños del país, entonces ser caddie te da muchos contactos y oportunidades, además de permitirte llevar platita a tu casa”, dijo al mismo medio.