La modificación en el mínimo no imponible y en las escalas del impuesto a las ganancias seguirá siendo un punto de reclamo para las CGT de Antonio Caló y la CTA de Hugo Yasky, pero entienden que el escenario cambió, y le restan prioridad. En concreto, las centrales descartaron medidas de reclamo como las movilizaciones que tenían pensadas y hasta agendadas.
Los motivos, en primer lugar, fueron la clara resistencia del gobierno a ceder frente a los reclamos. Expresada negro sobre blanco por el Jefe de Gabinete, e incluso sostenida por la Presidenta, de manera menos directa, pero igualmente clara.
En segundo lugar, la situación de enfrentamiento con los fondos buitres, que continúa sin resolverse, complica aún más el escenario. Por último, y acaso más importante, las suspensiones y despidos son cada vez más preocupantes en crecientes sectores de la producción. La argumentación se repite en ambas centrales: “hoy la prioridad es cuidar los puestos de trabajo”.
La CTA de Yasky había convocado públicamente a una movilización contra Ganancias para el pasado lunes 4 de agosto, pero la suspendió ante la reunión con Capitanich, y ahora la descartó. Un dirigente de la central lo explicó en estos términos: “Cuando convocamos a esa marcha el escenario era otro. Fue antes de los fondos buitres y de que hubiera tanta preocupación con la pérdida de puestos de trabajo. Hoy la gente está mirando otra película. No podes ir a una asamblea a proponer una protesta por Ganancias… Te sacan cagando”.
Desde la CGT de Caló, el diagnóstico es parecido. Un miembro de la confederación declaró: “Lo que debemos resolver en mesa chica es si insistimos en que nos den una respuesta, aunque sea no, o dejamos el reclamo en suspenso”.