El consenso conseguido por Isela Costantini se quebró por el violento recorte presupuestario que le impusieron a la ex CEO de General Motors. Ahora, con un ajuste que acosa a la aerolíneas de bandera, los gremios comienzan a alzar la vos.
Ayer fue el turno del líder de los técnicos aeronáuticos, Ricardo Cirielli, que lanzó duros cuestionamientos a la política aerocomercial del gobierno de Mauricio Macri. “No se conocieron sus autores y tampoco se convocó a colaborar a empresarios locales y sindicatos”, disparó en una coluna publicada en Perfil.
Cirielli explica que Macri implementó de hecho una liberalización de la política aerocomercial permitiéndole explotar el mercado interno a empresas aéreas extranjeras.
En su relato, detalla que primero se le otorgaron rutas a LAN Perú desde dos provincias a Lima, Perú; sin contratar personal argentino. Luego, Avianca compró la empresa MacAir, de la familia Macri, para empezar a operar en el país. La chilena SKY Airlines, fue autorizada a operar desde Córdoba a Chile. Air Europa, volará desde Córdoba a Madrid. Esperan autorizaciones Copa Airlines y RyAnair. “A la vez, Aerolíneas Argentinas y Austral están iniciando su proceso de reestructuración y optimización, tras 25 años de pésimas administraciones (privadas extranjeras y nacional estatal), teñidas de fraude y corrupción”, destaca.
El ex subsecretario de Transporte todavía pide una investigación sobre la gestión Recalde,: “El rojo heredado es de $15 mil millones y la situación financiera es crítica. Hay una gran cantidad de facturas impagas. El último balance fue el del 2013, se desconoce si hay más pasivos ocultos y, si la auditoría encontró desvíos de fondos públicos”, dice Cirielli.
Además destaca la gestión de Constantini, que impulsa un proyecto realista de ordenamiento financiero con crecimiento productivo y comercial. “Lo hace pidiendo colaboración al personal y los gremios, que no cogobiernan, sino que dialogan y colaboran aportando ideas y proyectos, mediante un ámbito de encuentro. Lo mismo que prometió el Presidente cuando asumió, y que no debería fastidiarle cuando se lo practica”, asegura.
“De un déficit de US$ mil millones reducirlo en el primer año a US$ 420 millones, como fue lo acordado en abril entre la empresa y el Gobierno, implica recortar gastos innecesarios y aumentar productividad y ganancias”, agrega.
Pero el aeronáutico sostiene que 15 días después “de manera autoritaria, inconsulta y verticalista”, desde el Ejecutivo se lo redujo draconianamente a US$ 260 millones, cuando ya se gastaron US$ 150 millones.
Quedarían -dice Cirielli- US$ 110 millones para el resto del año. Imposible de lograr sin un violento achique empresarial de rutas externas e internas y de personal, sea cual fuere su productividad. “Equivale a impulsar la desaparición de ambas empresas, o hacerlas irrelevantes, insostenibles, no sustentables. Agravado, porque desde hace cinco meses se les está restringiendo pasajeros e ingresos de su mercado interno, con la fuerte competencia extranjera que se permitió ingresar”.
Cirielli sostiene que el gobierno “hace competir a una hormiga -débil- con un oso. Si fuera tan fácil bajar el déficit, ¿por qué el Gobierno no reduce el déficit fiscal a una cuarta parte este año o la inflación a un dígito con la herencia acumulada del 700%?”.
Para el gremialista, es posible generar nuevos e importantes ingresos creando Aerolíneas Cargo, para llevar la carga argentina dentro y fuera del país; como ahora lo hacen American Airlines, LAN, Avianca e incluso la recién llegada Air New Zeland. Creando Aerolíneas Técnica -como existe en las principales aerolíneas del mundo–, una unidad de negocios para brindar servicios de mantenimiento y reparación a empresas aéreas, dentro y fuera del país. El Estado debe invertir productivamente. Cambiar dineros públicos destinados a gastos por pérdidas, por dineros para producción en la industria aerocomercial y aeronáutica. No sólo la inversión en infraestructura genera riqueza y empleo.
Es falso y demagógico -dice- afirmar que se le quita dinero a Aerolíneas “para no subsidiar a los ricos, y beneficiar a los pobres”. Hace décadas que el transporte aerocomercial lo usa masivamente la sociedad. Esa clase media que le dio el triunfo a Cambiemos. Los ricos viajan en aviones o helicópteros privados. Si fuera un lujo de ricos, de pocos, no estarían tantas aéreas extranjeras ávidas por venir a explotar el mercado argentino. No tenemos 42 millones de ricos. Subsidiar a los ricos es quitar retenciones a la gran minería, y bajar del 50% al 20% el impuesto a los autos de alta gama.
Cirielli asegura que “se equivocarían en mucho el Presidente, su dream team de CEOs y su asesor de imagen, si creen que eliminar o reducir a una mínima expresión a Aerolíneas Argentinas y Austral, les va a otorgar mayor popularidad y gobernabilidad”.
Y agrega que la sociedad argentina demostró elocuentemente, que no quiere la eliminación o empequeñecimiento de ambas compañías, ni que se les robe sus impuestos despilfarrándolos en ellas por ineptitud y corrupción. “Para liquidar empresas, no se precisa ningún Máster en Harvad, cualquier burro o malicioso puede hacerlo”, cierra el aeronáutico.