La semana pasada los trabajadores de Cúspide Libros, mediante elecciones, renovaron el mandato de los delegados Ceferino Romano y Lucho Cabrera. Lo que debería ser una práctica corriente, fue vivido como un triunfo ante el hostigamiento constante que padecen desde que Clarín compró la cadena.
Los trabajadores de Cúspide no cobraron en tiempo y forma el aumento acordado en paritarias del año pasado. Por ese motivo tuvieron que reclamar ante el Ministerio de Trabajo de la Nación, y aun así Clarín continuó con el incumplimiento. Recién cuando se movilizaron a la puerta del poderoso grupo, obtuvieron lo que correspondía en primer lugar.
Este año el sindicato de Comercio negoció un 27% de aumento en dos cuotas. La primera debió haberse cobrado en abril, pero los ahora empleados de Clarín todavía no recibieron el monto indicado.
A estas irregularidades salariales, se le suma la intimidación de filmar las legítimas asambleas de los trabajadores, y la presión ante las elecciones de base.
Pese al clima buscado por la empresa, 68 de los 70 empleados renovaron el mandato de los delegados Cabrera y Romano por dos años más. En declaraciones a la Agencia Paco Urondo, Cabrera afirmó que “la elección es un nuevo triunfo contra la patronal”.