La empresa Salta Refrescos, que embotella y distribuye la gaseosa Coca Cola en la provincia y en gran parte del norte del país, despidió a 51 trabajadores, lo que provocó el comienzo de protestas gremiales y el inmediato dictado de la conciliación obligatoria por parte de la autoridad laboral local.
«No se lograron cambios en la reunión de conciliación. La firma sostuvo que no hay vuelta atrás, por lo que el gremio se instaló en la planta y continuarán las medidas de fuerza», expresó el secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria de Aguas Gaseosas (Sutiaga), Juan Ortega.
El Ministerio de Trabajo salteño dictó la conciliación obligatoria luego de notificarse del despido de 51 trabajadores.
El secretario de Trabajo de Salta, Ramiro Chávez, dialogó con sindicalistas y empresarios y, luego, señaló que las partes decidieron mantener reuniones particulares y comunicar los posibles avances al organismo laboral.
No obstante, Ortega detalló que «no se observa predisposición empresaria para modificar la decisión, por lo que continuarán las medidas de fuerza».
En la reunión de participaron, además de Chávez y Ortega, el subsecretario de Trabajo, Alfredo Batule; el secretario Gremial de la Federación Argentina de Trabajadores de Aguas y Gaseosas y Afines, Domingo Vargas, y el representante de Salta Refrescos, Martín Nacarato, entre otros directivos y sindicalistas.
El gerente de la firma, Oscar Yáñez, aseveró a medios salteños que las cesantías obedecieron a «la crisis del mercado, que afectó a la empresa, por lo que la decisión es irreversible». Se teme que, además, se extienda el ajuste al resto de las economías regionales donde la situación es similar.