Quedó a la cabeza Alberto Lamagna, un casta zig-zagueador de la polìtica. Tal como contó InfoGremiales, este miércoles se oficializó el nombramiento de la cúpula dirigencial de Nucleoeléctrica Argentina SA (NA-SA), lo que genera alarma sindical porque los que manejen el futuro de la empresa no son cuadros técnicos.
Primero fue el desplazamiento de Nicolás Posse y luego, la aprobación de la Ley Bases, las instancias que abonaron el terreno propicio para que el poder quedara cada vez más concentrado en el Triángulo de Hierro: pasó en trenes, sigue en la energía eléctrica y continuará en el Correo Argentino. Por supuesto, todas estas son parte de las 9 empresas públicas privatizables o concesionables al mejor o a tal vez al peor postor por el desagrado que le genera lo público a los mandamases del Gobierno.
Como viene siguiendo el tema InfoGremiales, NA-SA pondrá en funciones directivas a los nuevos directores, que son los siguientes:
El nuevo presidente, Alberto Lamagna, es doctor en física y un camaleón político por como va adaptándose a las distintas administraciones políticas: de kirchnerista a macrista, pasando por el sciolismo; y ahora libertario. Todo un casta, según lo que define el presidente Javier Milei. Igual de preocupante es la designación de Jeremías Coppola que, según se desprende de su perfil en LinkedIn, es un joven licenciado de la Universidad de San Andrés especializado en el negocio del trading de criptomonedas. Como vicepresidente quedó Luis Fasanella, quien antes ocupaba el lugar de Lamagna, y que en la empresa es tildado de «tibio; otro acomodaticio», según lo describen.
Al que no le renovaron la membresía fue a Julián Gadano, un representante del macrismo. ¿Más mensajes para el PRO en un rubro tan chico, pero vital para el país? Gadano fue subsecretario nuclear durante el macrismo y, luego, presidente de NA-SA en 2019. Previo pasarse a las huestes del PRO, Gadano, camaleónico también, fue vicepresidente de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) bajo el gobierno de Cristina Kirchner.
El tándem viene con expresas indicaciones de privatizar parcialmente la empresa como quedó estipulado en la Ley Bases: es decir el control lo sigue teniendo el Estado debido a las roscas en el momento del tratamiento de aquella ley ya que la intención del Gobierno era la privatización total.
En una nota de Letra P se informa que Karina Milei «le picó el boleto a Camilo Baldini, el experonista que maneja el Correo Argentino». En este punto, el Correo se convierte en un juego de pinzas: por un lado, es una empresa a privatizar y la idea es poner cuadros libertarios para encarar hacia ese modelo de gestión. Pero por otro, y pensando en las elecciones de 2025, es necesario para el Gobierno que el Correo lo maneje alguien de confianza absoluta ya que esa entidad es la encargada de la logística electoral.