La Casa Rosada no se resigna a abandonar el reformismo permanente. Pese a que el proyecto de reforma laboral quedó en veremos, al menos hasta el comienzo de las sesiones ordinarias, el Gobierno activó puentes para acordar cambios laborales por sectores.
Con el acuerdo petrolero por Vaca Muerta como norte, el ministerio de la Producción anunció que está a punto de cerrar un acuerdo con las cámaras empresarias y gremios del sector textil, con el objetivo de incrementar la oferta y reducir costos laborales. Durante un contacto con la prensa, el secretario de Transformación Productiva, Lucio Castro, adelantó que con el sector textil «estamos trabajando en un proyecto que está prácticamente cerrado».
El acuerdo, entre otras cuestiones, comprende la posibilidad de implementar «una rebaja de costos laborales, pero no salariales, y una mayor formalización del sector que tiene casi un 75% de trabajadores en negro en el sector de confección». El sector textil acumuló en el 2017 una caída del 8,6% en el nivel de producción, según datos del Indec, afectado por la caída de consumo en el mercado interno y por el incremento de las importaciones.
Por lo pronto, la semana pasada el ala dialoguista de la CGT dio luz verde al desdoblamiento de la reforma laboral al considerar que «es una buena medida que tendría que haberse tomado de entrada». En ese contexto, el triunviro de la central obrera Héctor Daer avaló el desdoblamiento de la anunciada reforma laboral en varias leyes separadas, al sostener que se trata de una «buena iniciativa».
Los dichos de Daer llegaron luego que el Jefe de Gabinete Marcos Peña anunciara que la reforma laboral «no es de vida o muerte que sea una sola ley o varias leyes», e incluso adelantó que habría «modificaciones normativas que el Congreso definirá».