Pese a que el lunes fue una jornada maratónica para los trabajadores de Bunge, quienes comenzaron su reclamo con una caravana, bien temprano, llegando a la sede del Ministerio de Trabajo. Recién al caer la noche, trascendía la noticia del dictamen de conciliación obligatoria, por parte del organismo estatal, por un puñado de días.
El acuerdo, entonces, planteaba el regreso de los trabajadores a sus puestos, desde ayer a las 6 de la mañana. Sin embargo, esto no pasó.
Según fuentes del sindicato químico, una directiva de gerencia se contrapuso a lo determinado en sede ministerial. “Ni la empresa ni nosotros pensamos que en cinco días se pueda resolver algo, pero fue una decisión del Ministerio y nosotros debíamos volver a trabajar, pero se nos ha impedido ingresar”, explicó uno de los 170 trabajadores despedidos al portal local Campana Noticias.
“Hay una violación de la conciliación obligatoria” denunciaron desde la portería, a la espera de la llegada de quien debe constatar el no cumplimiento de lo dictaminado por el Ministerio, para determinar cuáles son los pasos a seguir.
Más tarde, con una comitiva de Trabajo, los operarios pudieron ingresar a la planta, pero Bunge no les dio tareas. La definición de la empresa parece ser inquebrantable y está dispuesta a todo para importar lo que antes producía en la planta de Campana.