El conflicto sindical escenificado en la finca El Talar en Jujuy, empresa del procesista Carlos Pedro Blaquier, parece haber entrado en pausa.
Frente a la dura situación de los 47 trabajadores de Ledesma que vienen reclamando por mantener sus empleos desde hace 65 días, con un acampe compartido con sus mujeres e hijos, los empleados ayer comenzaron con los cortes de ruta y la interrupción de la zafra en los ingenios azucareros.
En ese día la empresa se hizo presente y los amenazó con dejarlos sin empleo para siempre. Pero como los trabajadores no se amedrentaron, la movida de la empresa fue buscar enfrentarlos con otros 40 trabajadores de la cosecha. En concreto, extendieron una suerte de mensaje terrorista, que planteaba que todos se quedarían sin trabajo por culpa de la medida de fuerza tomada por sus compañeros.
El delegado Juan Avila del Sindicato de Obreros y Empleados del Ingenio Ledesma (Soeail) fue personalmente a hablar con ellos y logró morigerar los ánimos, apuntando a la necesaria solidaridad humana y gremial, porque incluso todos (manifestantes y extorsionados) pertenecen al mismo sindicato.
En conversaciones con InfoGremiales, Avila se mostró satisfecho por lo que consideró una «batalla ganada», una movida en la cual lograron “torcerle el brazo a la empresa”. Un capítulo de la batalla, al menos.
Finalmente, y tras la presencia de las fuerzas de seguridad, de la Brigada de Investigaciones y del Ministerio del Interior, el gobierno provincial dictó la conciliación obligatoria, con lo cual el corte fue inmediatamente levantado.
La zafra continúa, pero las 47 familias siguen acampando a la espera de comenzar las reuniones para destrabar el conflicto. Saben que no será fácil doblegar a la empresa de Blaquier, procesado en 2013 por su participación en 29 secuestros y otros delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar.
Y si bien no se fían de la empresa, se sostienen mutuamente y tienen confianza en poder recuperar sus derechos.