Daniel Catalano: «Hay un sindicalismo que odia al kirchnerismo como sujeto político y lo niega, se aferra a un peronismo más rancio y de derecha»

(Por Luis Autalán @luisautalan / Fotografía Rene Asan @rene.asan) Desde ATE Capital y la CTA de Hugo Yasky, Daniel Catalano realza la lucha por los derechos humanos y considera que si hay trabajadores y pobres seducidos por la derecha es que «algo estamos haciendo mal nosotros». Privilegia la discusión hacia el pleno empleo antes que reducirla a la polémica por los planes sociales. Crítico del sindicalismo tradicional opina que la «controversia peronismo versus kirchnerismo» es funcional a la derecha. Y entre desafíos plantea renovar el concepto y rol de los delegados gremiales, la estructura y la capacitación sindical.

Luciendo un buzo gris con el escudo del «Semillero del Mundo», léase la Asociación Atlética Argentinos Juniors, jeans y zapatiallas se prepara un mate prolijo estirando las piernas en un sillón. Sus colaboradores y colaboradoras sonríen en la bienvenida admitiendo que «etiquetaron» la bendición que le dedicó Cristina Fernández el lunes 20 en Avellaneda, pero él prefiere asimilarla a un elogio colectivo «para todos y todas» en ATE Capital.

A los 48 años Daniel Catalano comenta que encuentra algo de relax en la acupuntura pero al mismo tiempo asume que duerme no más de 6 horas, también como un buen lector, un animal político sindical y padre de familia. «Tengo a mi esposa  que es trabajadora social y dos hijos, tengo a mis suegros, un hermano, mis sobrinos. Mis hijos estudian, el mayor de 21 años, Trabajo Social en la UBA y mi hija de 19, Terapia Ocupacional en la Universidad de San Martín». Comparten el rock y mucho más, para el ADN futbolero no aplica la democracia pero también se resigna. «Soy de Argentinos Juniors, mi hija también, a mi hijo no le quedó otra porque es socio desde que nació, pero él es bostero. Si lo dejara elegir, su fanatismo pasa por Boca Juniors», (risas).

Desde este punto no quedará mucho lugar para los tramos de color en esta entrevista con InfoGremiales realizada en su oficina de la asociación de estatales. Ajustad los cinturones entonces porque habrá política y sindicalismo explícito de aquí en más. El único spoiler es la ausencia casi total de metáforas, llegan reflexiones directas, simples, que se podrán compartir o no, pero directas.

«La derecha apunta a que la economía informal sea el ordenador del país y el monotributo la organización laboral. Lo decía Esteban Bullrich: ‘tenemos que tener una población de pibes y pibas que vayan a la escuela y sepan que pueden ser felices en la incertidumbre'»

Daniel Catalano

-¿Hay tiempo para ellos, para su familia dentro de toda su actividad?

-Ellos no tienen tiempo para nosotros porque ya son grandes, pero siempre hay un espacio para compartir, un momento de encuentro que, por lo general, es en la cena o en algún fin de semana. Ya tienen su vida organizada sin nosotros, también hay que acomodarse, ellos tienen una edad hermosa donde se comparten algunas cosas, la cancha, a veces jugar a la pelota, ir a ver a Divididos o a Ciro y los Persas. Son espacios que sostenemos y disfrutamos, está muy bueno eso.

-Hace años vimos que el hijo de un funcionario dibujó a su papá con el teléfono en la mano, como si ese móvil fuera una parte más del cuerpo. ¿El celular choca de frente con la familia?

-Mis hijos y mi familia fueron parte de todo esto, de las nuevas tecnologías, de la nueva situación. Nosotros tenemos que recrear el espacio para poder vernos de distintas maneras, no sé si mis hijos me dibujarían con un celular en la mano pero yo tampoco los veo a ellos portándolo todo el tiempo. A mi hijo le veo tocando la armónica y a mi hija haciendo arte. Porque rescatamos otras cosas, más allá de la secuencia de cómo está uno. Además tengo una disciplina para ciertos momentos y es apagar la comunicación. Sí tengo un teléfono de emergencia para el ámbito familiar, lo tienen cuatro personas nada más.

-En una nota de marzo de 2019 hay una foto emblemática donde usted luce una pechera de ATE frente a la infantería de la Policía de la CABA. Y el título decía: «Quién es Daniel Catalano» El realce fue por haberle dicho al jefe de ese operativo: «sácame la infantería de acá, esta es una protesta legítima»…

-Lo que no mostraban los medios de comunicación es que en ese momento estaba detenido un compañero de Desarrollo Social adentro de un edificio y otro de Educación, Rodrigo Recalde, que lo habían golpeado en una pierna y estaba tirado en el piso. La Policía nos quería «acompañar» en la movilización después de habernos reprimido y detenido. Lo que no se explicó en esa nota fue lo que estaba pasando, que no nos dejaban manifestarnos, teníamos 32.0000 despidos, un demorado y un compañero de la conducción tirado en el piso, golpeado por esa fuerza de Seguridad. Que la Policía intentara ser garante de algo, en ese momento, bueno… No sólo no nos contenían, al contrario, nos seguían poniendo en riesgo. Fue una secuencia de mucha tensión, hubo abuso por una parte de los medios de comunicación sobre esa secuencia, inclusive en nuestro espacio político propio porque me acuerdo que Sergio Berni salió a plantear que si él era el ministro de seguridad hubiera dado la orden de detención. Ni siquiera los propios, o quien uno piensa que podría ser propio. Porque yo no veo al mundo como lo ve él, podría inclusive haber hecho silencio pero eligió jugar de memoria con la policía. Nosotros seguíamos reclamando derechos. En el ámbito familiar también hubo cierta burla hacia mí porque lo de Eduardo Feimann era una cosa así espantosa, gritando «¿Quién carajo sos Catalano?». Mi hijo siempre se burla de mí por lo ridícula secuencia del periodismo, fue una situación tensa y también está bien que nosotros podamos ponerle límites al autoritarismo, y que no vale todo lo mismo. Sabía que me estaba jugando a terminar en cana, pero no jugaba a ir en cana, estaba tratando de que mi compañero se recupere para poder  terminar la movilización y que liberen a otro compañero detenido. Son cosas que nos tocaron vivir durante el macrismo y no nos arrepentimos.

Daniel Catalano - InfoGremiales

-¿Se acostumbró al maltrato, era lo que imaginaba cuando soñó con ser dirigente sindical?

-No. Nadie sueña en esta experiencia de ser reprimido de manera permanente y no hay forma de acostumbrarse al hostigamiento, la persecución, el maltrato o a los despidos, la verdad que no. Igual nuestra experiencia al lado de los 70 no fue nada, sólo una secuencia simple. Incluso fijate que cuando fue la marcha contra la reforma previsional, los más jóvenes nos preguntaban qué era ese olor que había en el aire y eran los gases lacrimógenos. Nuestros hijos cuando van a la cancha la policía ya no los caga a palos. Y soy de la generación que cuando ibas a ver a Argentinos Juniors, la montada te pegaba palazos, y vos sin hacer nada, por el sólo hecho de ir caminando te pegaban gomazos en la espalda. Las nuevas generaciones no conocían el gas pimienta, el gas lacrimógeno, no tenían esas situaciones porque son la generación de Néstor y Cristina donde el policía tuvo un rol distinto frente a la sociedad. Porque era muy dramático que con respirar, sentir te pica la garganta, y qué hacer. «Tomá limón» les indicábamos como explicación, la cual la dábamos porque en los 90 ya sabíamos qué era el gas lacrimógeno y cómo avanzar.

-Encender fuego para que combustione el gas.

-Si, claro. También explicándoles por qué tirábamos algunas bolitas cuando venía la Policía Montada, explicando cosas que para ellos eran situaciones ridículas. Como que en las mochilas de los militantes había clavos miguelitos, porque cuando venía la Policía en moto y te cagaba a tiros, bueno los miguelitos servían y sirven para eso, para que se pinchen los neumáticos de las motos. Como tirar pintura en los parabrisas de los blindados o los carros hidrantes, son todas cuestiones que no las inventó la Argentina, ni ATE, son cuestiones históricas y de la resistencia del Movimiento Obrero, recursos que otras generaciones no conocían o alguna vez las habían visto en las películas y que no se imaginaban que iban a utilizarlos.

-¿Y el fuego amigo? ¿Como dicen algunos peronistas: “si es amigo no te va a prender fuego”?

-Creo que el fuego amigo te lastima más que el fuego enemigo y son fuegos innecesarios. Hay que ser muy responsable cuando estamos opinando, interviniendo, porque generás un daño mayor sobre las personas, porque hay una expectativa sobre todo en lo que es tu propio espacio político. Mirá, vos no esperás que tu espacio político te termine atacando y genere una situación en donde se te pueda poner a vos atención, sobre todo cuando vos tenés un sindicalismo que respira de otra manera. Nosotros el día que metieron presa a Milagro Sala fuimos a cortar el Puente Pueyrredón. No tenemos contradicciones con lo que hay que hacer, primero porque fuimos uno de los pocos sindicatos que estuvo durante 6 años yendo a todas las comisarías, a todas las cárceles del país, visitando a nuestros presos políticos y le seguimos reclamando a nuestro Gobierno Popular que tiene que generar las condiciones para que sean liberados, somos esa esencia, no otra. No se nos puede encasillar en ningún lugar o en cualquier lado, nadie puede esperar algo distinto de lo que hacemos, nadie se horroriza si yo entro a la cárcel a visitar a Facundo Morales y pido que no lo extraditen, porque es lo tengo que hacer porque estoy convencido de que no hay que extraditarlo.

«La visita del Presidente Alberto Fernández a Milagro Sala fue un gesto de valentía»

-¿Cómo analiza la visita de Alberto Fernández a Milagro Sala?

-Realmente fue un acto de valentía del Presidente. En un contexto del país donde se especula muchísimo en la política él tomó la decisión de ir a una provincia que es uno de los corazones de la derecha. Y lo hizo para enfrentarse a esa derecha que la está hostigando a Milagro y brindarle un abrazo, comprometiéndose a hacer todo lo que se pueda para ella vuelva a tener su libertad. El Presidente habló de las causas inventadas y de las que se fabrican y hay que ponerla en su real valor a esa decisión, porque además estuvo acompañado por el secretario de Derechos Humanos de la Nación (Horacio Pietragalla). Esa fue una actitud que necesitábamos muchos compañeros y compañeras ante los 6 años de injusta cárcel que padece Milagro.

-¿Lo sorprendió esa decisión presidencial?

-Si, no pensaba que Alberto iba a tener esa actitud física y política. Digo física por todo lo que implicó e implica su presencia en Jujuy. Porque canceló su agenda de ese día, y su agenda fue por los derechos humanos e ir a ver a Milagro. No pensé que era algo que iba a hacer el Presidente, me alegró muchísimo verlo ahí porque lo que sentí fue que los presos  políticos tienen espalda. Después cada uno puede considerar respecto a qué actitud debe tener el Poder Ejecutivo al respecto de este caso y cómo lograr su libertad. Pero es indiscutible que Alberto puso a Milagro Sala en agenda generó todo un debate en el frente político para estar discutiendo este tema. Fijate incluso que en el Senado, donde no se venía hablando de la cuestión, se discutió la misma. Es decir que el saldo es realmente alto y por sobre todas las cosas muy positivo.

-Me tocó cubrir un motín en la ex cárcel de Caseros, estaba Chacho Álvarez y dijo “acá no se juntan votos pero acá tenemos que estar”. Empatiza con lo que usted dice.

-Nosotros tenemos que poder resolver que nuestra población carcelaria, tanto de adultos como de niños y de niñas, tengan la perspectiva de resolver su situación particular para volver a una vida social en otras condiciones. Tenemos una deuda altísima con la población que está privada de la libertad, no tuvimos una política clara respecto de cómo sanear, dar respuestas o una presencia que de alguna manera te vaya convirtiendo a vos en una persona que pueda tomar otras decisiones. Hay mucho para revisar y hacer, somos de una militancia que piensa que tenemos que estar en todos los lugares donde haya una vulneración de derechos tratando de que la cosa camine de otra manera.

-¿Siente que hace escuela de ese pensamiento, que hay gente que comparte su convicción?

-Comparto la de otros, no me veo en ese lugar. Sí siendo parte de un colectivo que hace un montón de cosas, no me pongo en el lugar de la referencia, sino que creo que en esto ya está todo inventado. Hay grandes dirigentes que lo vienen haciendo, sobre todo en el lugar donde ATE Capital hace pie, tratando de laburar con Hebe (De Bonafini), con Tati (Almeida), con Estela (De Carlotto), los organismos de derechos humanos, con HIJOS, los nietos, las nietas recuperadas. Son como el lugar donde nosotros nos vemos para seguir trabajando, porque son las generaciones que resistieron al neoliberalismo. Desde ese marco hay una cantidad de gente mucho más importante y son los que van marcando el camino y nosotros caminamos sobre esas huellas.

-¿Si en Argentina se establece un impuesto al ego, cancelamos la deuda externa?

-Es así. Hay mucho miedo a decir «no sé». En la Argentina somos todos directores técnicos de fútbol, médicos, gasistas matriculados, todos podemos arreglar un aire acondicionado, vos podés hacer una operación a distancia. Tenemos que aprender a no saber, no es un desvalor.

-¿Lo hace?

-¡Claro que lo hago! Por ejemplo, estudié para ser director técnico de fútbol, porque si vos querés podés adquirir conocimientos, no hace falta ir a la cancha y putear y tratar de justificar un saber que vos pensás que es natural y que te da la autoridad de poner en desvalor al tipo que está laburando con la pelota o al tipo que está frente a un grupo tratando de que puedan generar un sistema de juego que les permita ganar, o defenderse, o empatar, o lo que fuere el objetivo. También podés estudiarlo, y ojo, tampoco está la autoridad de ponerte vos en una situación de superioridad frente al otro porque vos lo estudiaste, pero por lo menos podés entender lo que el tipo o la tipa está mirando. Porque ahora también tenemos directoras técnicas de fútbol. El gran problema es que no asumimos ese lugar, pensamos que todo lo podemos hacer, somos opinólogos de todo. Vos opinás de política y el que no hace lo que vos decís, es un idiota.

«Hay una parte del Movimiento Obrero que una vez que cruza determinado umbral de bienestar, deja de sentirse obrero para tratar de sentirse parte dentro de una burguesía que exige vivir bien, y eso es algo de lo que sucedió en el kirchnerismo»

-En ese punto, aunque no sea simpático sindicalmente, ¿muchas veces para un compañero/a es más fácil putear a un delegado que hacer alguna mínima objeción al empleador?

-Primero hay que pensar por qué se los llama delegados, porque la persona delega en vos la responsabilidad de su representación. Ese es el primer error que se comete al pensar en el sindicalismo, no tiene que haber delegados, hay que cambiarle el nombre. Porque cuando vos asumís el rol de ser delegado vos asumís la representación de la totalidad del otro o de la otra. Que dicen «yo no marcho, marchá vos porque yo estoy pagando una cuota sindical para que vos me representes”. Entonces las marchas son chicas. “A mí me descontaron el día, andá vos a Recursos Humanos y hacé que a mí me devuelvan el día que me descontaron porque yo pago una cuota sindical», también se dice. Entonces la persona se despoja de la identidad sindical y te pone a vos en esa responsabilidad, y vos asumís el rol de delegado tomando la totalidad de los problemas. Y claro, a quién le va a reclamar si no tiene otra forma de hacerlo, por usos y costumbres, más que putearte a vos para que le resuelvas el quilombo que le generó la patronal, el Estado empleador o quien fuera. Hay que cambiar estructuralmente eso porque si no también vos asumís ese lugar. Vos decís «sí yo soy tu delegado, delegame», ¿y después te quejás porque te delegan? No, cambiemos el rol, cambiemos la función, hagamos que la gente que paga la cuota sindical quiera cambiar el sindicato, se involucre en él, pero también nosotros tenemos la obligación de laburar en la formación de identidad, de qué es estar en un sindicato, qué es lo que implica.

-Por el otro camino es que como que gana el liberalismo.

-Siempre.

-¿Cuando ese compañero/ra exigen “súper delegados”, hay casi es un planteo liberal, “yo pago la cuota sindical para que vos…” Están tercerizando su responsabilidad?

-El planteo es netamente liberal, por eso hay que romper con esa lógica y trabajar sobre los aspectos colectivos y poder cambiar el nomenclador de cómo a vos te identifica la otra persona, un sujeto sindical. Entonces que vos asumas una representación circunstancial pase a ser un problema particular de un compañero, no lo desliga a él de su responsabilidad histórica con su propio puesto de trabajo y el puesto de trabajo de sus compañeros, «andá a resolver el quilombo» no, no. Vamos juntos a resolver el quilombo, vamos los dos a Recursos Humanos, al sindicato, porque sino hay una cuestión que se termina por perder el valor absoluto que tiene tu elección a ser parte de una estructura sindical.

-¿Cómo se lleva ATE Capital Federal con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires?

-Mi organización no se lleva con el Gobierno Porteño, evitan los diálogos, se nos hostiga de manera permanente, se persigue a los afiliados y afiliadas de ATE. Es muy difícil y estamos en una tensión permanente desde que son Gobierno ellos y que nosotros asumimos la conducción del sindicato.

-Para ustedes el Gobierno Porteño no es la «versión amable» de Juntos por el Cambio.

-Nosotros tuvimos una crisis muy grande en la Villa 31, tuvimos una medida de fuerza donde el 100% de las trabajadoras sociales estuvieron de paro, y terminaron cerrando el lugar, las despidieron a todas, en vez de sentarse a trabajar para ver cómo resolvían su situación contractual. Eliminaron de la estructura del Estado ese programa, lo eliminaron, lo hicieron desaparecer y con eso a todos los trabajadores/as. Imaginate la voracidad y la maldad que tiene Larreta (Horacio Rodríguez) que en vez de poder ver cómo potenciar el trabajo en territorio en un lugar como una villa, directamente lo tiró a la mierda, no hubo más. Eso es Larreta. Hoy está echando 150 enfermeros y enfermeras que estuvieron en las UFU (Unidades Febriles de Urgencia) durante la pandemia, teniendo todavía nosotros faltante de personal sanitario en los hospitales. Tenemos despidos en el Consejo de Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes. Su nivel de hostilidad es increíble, sobre todo teniendo 20.000, 23.000 monotributistas en la Ciudad de Buenos Aires a los que después los mantienen porque saben que en el marco de la campaña los obligan a poner mesas en las calles con sombrillas para repartir volantes de Juntos para el Cambio. Hay una perversión muy grande en el Gobierno y en una parte de la sociedad sobre que el uso de Larreta sobre los trabajadores públicos que puede sostenerse en un marco de poder, está bien hecho. Entonces nosotros, junto con la UTE, el SUPE, somos los sindicatos más complejos a la hora de sentarse porque nunca vamos a aceptar una situación así.

-Monotributismo laboral que se da en la Ciudad, en Provincia y en la Nación.

-En todos lados. Yo tengo 28 años de empleado público y no soy de planta permanente. No es un problema de ahora sino de arrastre, si vos mirás el circuito de cómo fue la situación. Cuando empecé a trabajar en el Estado, en agosto del 93, era un becado, hacía 5, 6 cuadras de fila para cobrar el sueldo en mano, iba al Ministerio de Hacienda y hacíamos toda la fila que daba la vuelta a la manzana, la fila de empleados públicos, íbamos cobrando en mano, no teníamos relación laboral con el Estado empleador, ibas y te pagaban, en mano, 400 pesos. Después, cuando llega Néstor, nos reconoce como trabajadores y logramos tener un monotributo, y para nosotros eso fue un hecho hasta revolucionario porque había alguien que se ocupaba de nosotros como trabajadores, ¡mirá de lo que estamos hablando! Y esa fue la primera experiencia que tuve de una victoria laboral. Un presidente nos lleva a nosotros, a lo que hoy es el CCK, diciendo usted es un empleado público, van a empezar a ser monotributistas y nos pasaron al contrato de la Ley Marco donde pudimos aporte jubilatorio, y después se empezaron a abrir, de a poco, los concursos para que la gente pasara a planta. Ahora están concursando ese pase a planta 30.000 empleados públicos, pero costó un proceso porque además cuando vos tenés el presupuesto del Estado nacional, hay impedimentos de los organismos internacionales para que el Estado no crezca y la planta permanente siempre está en tensión porque es lo que terminan negociando con los fondos extranjeros para que vos no puedas acceder a la permanencia porque el Estado no puede crecer. El Estado se sostiene también con fondos de los organismos internacionales, de sus programas y se pagan otro tipo de contrataciones. Hay todo un problema por resolver, no es una cuestión simple. Se está en proceso de concurso, no nos convence, no nos gusta, es lento, quisiéramos que pasaran todos a planta por un decreto, sería como lo más simple, noble y justo. Después de 28 años yo quiero estar en planta, no tengo que demostrar que soy eficiente con mi laburo, después de 28 años ejerciendo el rol, te tienen que dar la planta permanente.

-¿Cree que si en 2023 triunfa la derecha, algún día seremos todos monotributistas?

-Claro, porque la derecha apunta a que la economía informal sea el ordenador de la economía del país, y entonces el monotributo es la situación lógica de organización laboral. Es de lo que a nosotros nos hablaba en su momento Esteban Bullrich y decía «tenemos que tener una población de pibes y pibas que vayan a la escuela y que sepan que pueden ser felices en la incertidumbre». ¿Qué les estaba diciendo? Vos podés ser feliz pobre toda tu vida, sabiendo que vas a laburar de algo, y después tenés un núcleo de poder, en el que vive obviamente la familia de ellos, donde van a conducir a toda la gente que vive en una «felicidad» dentro del marco de incertidumbre. Por eso hay que discutir respecto de la economía popular, no porque sea mala, sino porque culturalmente en nuestro país pensamos que la industria, la industrialización, la garantía de tener un salario, aguinaldo, obra social, un aporte jubilatorio, es cultural. Todo el pueblo aspira a poder llegar ahí, no aspira a tener un plan social, aspira a un empleo formal. El que tiene un plan social sabe que es un tránsito a otra cosa, no a quedarse. Creo que hay que laburar fuertemente en cómo nuestro país tenga empleo al 100%, pleno empleo, para que toda la población pueda disfrutar o ser parte de un esquema de país donde todos tengamos laburo.

«El que tiene un plan social sabe que es un tránsito a otra cosa, no a quedarse. Creo que hay que laburar fuertemente en cómo nuestro país tenga empleo al 100%, pleno empleo, para que toda la población pueda disfrutar o ser parte de un esquema de país donde todos tengamos laburo»

-Frente a todo esto, las grietas sindicales. La CGT todavía debate si movilizar o no contra los formadores de precios. Y en modo de autocrítica, es un espejo de la sociedad que integramos.

-Sí, el sindicalismo dejó de ser la columna vertebral del peronismo. Hay un sindicalismo de derecha, otro de centro y un sindicalismo de izquierda. Se lo vio durante el menemismo, el macrismo, se lo ve hoy, las conducciones sindicales saben lo que tienen que hacer por eso en su momento salen y resuelven, cuando su estructura sindical no puede estar a la altura de lo que requiere la población trabajadora. Por eso tanta tensión y disputa, no está tan fácil esa secuencia y por eso la insistencia de tratar de lograr la unidad institucional y que haya un lugar donde puedas, desde la participación, tratar de acortar la brecha con los representantes de las organizaciones sindicales. Pensemos en Luisito Barrionuevo, un empresario que no sólo es empresario y dueño de un restaurante sino que después se pone como paritario gremial de su propio rubro. ¡Es una locura lo que termina pasando! Qué pasó con toda la peonada, cuando teníamos una experiencia durante el gobierno de Néstor y Cristina donde vos tenías un registro para los peones que podían regularizar su situación de empleo, le sacaron esa función a la Sociedad Rural. ¿Qué hizo Macri? Viene y le vuelve a dar esas funciones a la Sociedad Rural, desarma los programas que había de contención, dejando a la peonada con la Sociedad Rural con la posibilidad de seguir discutiendo si seguir esclavizando a nuestro pueblo o no. Ese sindicalismo también hay que combatirlo, es el que hay que transformar y en ese contexto de afuera no se puede, estando adentro no te dejan. Bueno, hay que encontrar la forma de ver cómo se resuelve.

-¿La dirigencia del Movimiento Obrero la destrata a Cristina por ser mujer, o hay algo más?

-(Pausa de silencio) Qué difícil. Ese puede ser uno de los factores. Hay un sindicalismo que odia al kirchnerismo como sujeto político y lo niega. Se aferra a un peronismo más rancio, más de derecha. No sé si ese sindicalismo hubiera estado a la altura de todos los momentos y hechos históricos porque además no lo estuvieron, no estuvieron en la Marcha Federal, en las movilizaciones por el Presupuesto etc.

-También hay sindicalistas que la veneran mientras que otros se aferran a un Perón que incluso quizás no existió. Le pregunto, ¿si Perón viviera sería kirchnerista?

-Creo que sí, Perón sería kirchnerista, por eso yo divorcio el Movimiento Obrero del sindicalismo. El Movimiento Obrero somos los trabajadores, el sindicalismo son las estructuras sindicales, que nos equivocamos muchas veces en la representación genuina y legitima de nuestros compañeros y compañeras de laburo. Hay un Movimiento Obrero que en algún momento se ordena y se transforma en esa columna vertebral del peronismo o del kirchnerismo, y actúa en consecuencia. Y hay una parte del Movimiento Obrero que una vez que cruza determinado umbral de bienestar, deja de sentirse obrero para tratar de sentirse parte dentro de una burguesía que exige vivir bien. Y eso es parte de lo que sucedió en el kirchnerismo, hubo una cantidad de derechos nuevos que tuvimos de los trabajadores esencialmente que no fueron parte de una pelea nuestra sino de un proyecto político de Gobierno. Que no generaron en vos una tensión para lograrlo y después eso entró en un desvalor. Teníamos compañeros en la fábrica donde te dabas cuenta quién era el capataz y quién era el peón por el lugar donde estacionaban el auto pero tenían el mismo auto. Eso fue el kirchnerismo, los compañeros compraban el mismo auto que el capataz pero sabían que el capataz lo estacionaba más cerca de la puerta.

-¿Duele o le dan ganas de putear cuando ve a pobres y laburantes seducidos por la derecha?

-Sí, no porque estén seducidos por la derecha, porque estaremos haciendo las cosas mal nosotros.

-Alguien nos dijo que la política es esperanza y en desesperación se compra esperanza.

-Falta formación política, nuestro error es no ideologizar, no trabajar sobre la ideología de nuestro pueblo. Cuando vos dejás que esa falsa esperanza que te acercan los medios de comunicación te invada, es el rol de la falta del otro. Tenemos que poder trabajar en la conjunción ideológica de nuestro pueblo porque además la esperanza se nutre de un proyecto político. Vos a través del proyecto político que elegís tenés la esperanza de poder transformar a tu pueblo, a tu propia esperanza. Nos está faltando mucho de eso porque en su momento, sin tecnología la gente salíó a la calle a pedir por el general Perón. Hoy si no funciona el grupo de Whatsapp… El 17 de Octubre la gente salió a la calle y caminó horas para poder llegar a Plaza de Mayo y hacerse cargo del momento histórico que vivían tratando de liberar a su líder político, toda esa cuestión de valor es identidad como sujeto político. Hoy la identidad está en un lugar complejo porque además el peronismo niega al kirchnerismo como un sujeto político nuevo, lo pone en tensión. Hoy pregunta: «¿Vos sos peronista de Perón, de Néstor, de Cristina..?» Yo puedo explicar mi transformación política a partir de la irrupción de Néstor en mi vida, sé que lo que hizo Perón fue mágico, que lo de Evita fue increíble, porque mi viejo y mi abuela me contaban de algo con lo que ellos soñaban y disfrutaron, pero mis hijos y yo vivimos a Néstor y a Cristina. Mi vieja se murió siendo jubilada, sin haber hecho aportes, porque fue una desocupada toda su vida. Ella limpiaba casas y se pudo jubilar porque hubo un Néstor y una Cristina que la tomaron como sujeto de derecho y le dieron la posibilidad de jubilarse y se murió con una jubilación y la dignidad que le dieron Néstor y Cristina y no la abandonó a Evita porque la única muñeca que tuvo mi mamá se la regaló Evita.

-Ante esa realidad, ¿La Cámpora no tiene la misma empatía que tuvieron Néstor y Cristina? ¿No repele también a los propios, falla en la persuasión o está buscando algo diferente?

-La Cámpora es una organización, creo que la más grande la Latinoamérica, es enorme, pero no alcanza el ser de La Cámpora para sentir el kirchnerismo, el kirchnerismo supera todo eso, La Cámpora es una entidad dentro del kirchnerismo, que es hermosa y tiene un montón de cuestiones que hace que sea masiva, tienen mística, los pibes y pibas que estan ahí lo viven con una impronta que es única, pero no alcanza sólo eso para pensar el kirchnerismo. Porque el kirchnerismo es algo que va mucho más allá, es esto que te digo, mi vieja no pensaba en La Cámpora, pensaba en Néstor y Cristina, mi vieja no pensaba en el peronismo abstracto, te repito el único juguete que tuvo se lo dio Evita, y no es joda, tuvo una sola muñeca. Y mi vieja morfaba porque Evita le dio a mi abuela una máquina de coser con la que cosía ropa para darle de morfar a mi vieja, esa es una relación que es única y directa que hay entre el sujeto y la política. La recompuso Néstor y también Cristina, no hay algo en el medio, y esa cuestión única es con la que nosotros vivimos, militamos y respiramos y no se reemplaza por ningún otro actor político.

-En el plenario que la CTA en Avellaneda, Cristina lo destacó por lo que otros callaron, que bajo el Gobierno de Cambiemos usted tuvo que borrar sus redes sociales por su seguridad y la de su familia. ¿Que pasó por Daniel Catalano hombre, dirigente en ese instante?

– (Sonríe y baja la mirada) Yo soy muy vergonzoso, al momento entendí que no estaba hablando de mí, estaba hablando de Melisa Bogarín, que es una compañera que tuvo un infarto cuando recibió el telegrama de despido, de un compañero que se ahorcó en el Ministerio de Agricultura familiar, cuando lo echaron, de los 32.000 despedidos, de los que hacían fila para que la Policía les dijera si entraban o no a trabajar, de las compañeras que estaban llorando en las escalinatas de todos los ministerios. De los que no querían volver a sus casas porque se habían quedado sin laburo, habló de todo eso. Cristina puso en valor la resistencia de esa masa de laburantes que durante el gobierno de Mauricio Macri la pasamos para el culo. Lo puso en términos individuales pero haciendo referencia a la resistencia de un colectivo que no se guardó y no especuló. Habló de nosotros por las tomas en el Enacom, en el Ministerio de Medio Ambiente, en Industria, con nuestros compañeros tomando todas las dependencias en todo el país, resistiendo la represión en el Hospital Borda, en cada uno de los lugares donde hubo que resistir. Y me siento un bendecido porque además creo que está claro toda la admiración que uno siente por Cristina, y que ella te nombre es algo sumamente reconfortante, pero pasada la vergüenza lo puse en palabras en mis compañeros, es esa resistencia que fue colectiva.