Por Alejandro «el Gitano» Ulloa @GitanoUlloa para InfoGremiales
En el país de los remiendos sociales se destaca en demasía el surfilado de la pobreza estructural. La calentura social, con su cuota de periodismo de indignación ‑cínico y bien remunerado por cierto‑, reclama que los dirigentes de los partidos soluciones “democráticas” y “muñeca política” para ensamblar acuerdos o bordar coaliciones que “cierren la grieta”. Sin embargo, hablan por boca de ganso. Lo que se está viendo en la actualidad es una molicie política cada vez mayor que busca empujar al país hacia un modelo de republiqueta donde se vota cada dos años y listo el pollo, somos todos buena gente… pero el chancho no aparece.
La democracia es una sola y para todo uso. Cunden ejemplos de sindicatos donde las asambleas son siempre un hecho extraordinario y las organizaciones sociales, sociedades de fomento o centros de jubilados tienen dirigentes puestos por “el sabio dedo” de la rosca política previa que inmmoviliza cualquier atisbo de democracia.
En nombre de la supuesta “correlación de fuerzas”, se revela un listado de “proyectos” vetados, ahora estigmatizados como “utopías” irrealizables, que deberán postergarse para otro incierto momento. Una y otra vez nos repiten qué es lo que no se puede hacer. En nombre del “no se puede” nadie investiga el destino de los u$s 44.000 millones que el gobierno macrista escabulló en los pliegues de su retirada. En nombre de la “unidad” del Frente de Todos muchos espacios discutieron “por abajo” qué hacer con “esa estafa sin investigar”, pero subordinaron su pensamiento y acción dejando sin volumen ni agenda al tema.
Sin embargo no todo es negativo: las compuertas del cuestionamiento y la autoconvocatoria de los simpatizantes del Frente de Todos quedaron entornadas por la llamada de Hebe de Bonafini a concurrir a la Plaza de Mayo el 17 de octubre. El propio Presidente de la Nación hizo una graciosa concesión (¿se vio obligado, tal vez?) y prometió internas para todos los cargos cuando ya parecía que su discurso sería opacado por la vocinglería de cristinistas de primera molienda que le daban su sabor al futuro mientras los disciplinados por La Cámpora “llegaban tarde”, según su líder Andrés Larroque.
“De acá no se va nadie”, dicen la mayoría de quienes convocan sin ser convocados. El compromiso con los más humildes de la gran mayoría de los asistentes al acto del Día de la Militancia supera los rencores por los destratos del lápiz confeccionador de listas que dibujan los nombramientos en puestos de responsabilidad en pocas manos. Las llegadas tarde simbólicas no ofenden a quienes tienen la conciencia tranquila por haber dejado todo en la cancha, especialmente en la “pebea” (Provincia de Buenos Aires, para los inadvertidos). No alcanzó, pero casi.
Tres son multitud
“Rosca interminable, amague de ruptura, llamados de la política, revoleo de cargos, traiciones y consolidación del triunvirato. La trastienda que gestó la nueva conducción.” Jorge Duarte trazó para Infogremiales una ajustada descripción del armisticio cegetista del Confederal. A poco de cocinado el estofado del Consejo Directivo, la nueva conducción de la central obrera junta a montescos y capuletos en sorda lucha con resultado incierto.
El Día de la Militancia, en “la primera plaza de Alberto”, quedó claro que “todos acompañaron pero en la calle se notó que algunos lo hicieron con más entusiasmo que otros”. La práctica de contar las costillas de los rivales circunstanciales o permanentes sigue viva.
El primer acto visible del nuevo triunvirato fue blindar a Alberto Fernández ante posibles nuevas “cartas” de CFK a sus seguidores. Las heridas políticas en las leves escaramuzas generadas por las sesgadas invitaciones del gobierno a los despachos del tucumano Jorge Manzur dejan sus primeras marcas. La tradición señala en los últimos años que la “mesa chica” y sólo un puñado de dirigentes más jugaban al Gran Premio de Cocina y el resto miraba lo que apenas algunos comían. El Consejo Directivo nunca se juntaba. Un funcionamiento orgánico pobre que ahora amaga cambiar. Pablo Moyano, con su sello desprolijo de carácter calentón y raigambre combativa, asume en la CGT con planteos distantes del gobierno, todo lo contrario de los Daer y sus acompañantes, recurrentes en el compromiso carnal con funcionarios y empresarios.
El acuerdo con el FMI puede conllevar más ajuste económico. Motivo potencial de diferencias nodales al interior de la CGT. Hay un ala de “comprensivos” que puede esmerilar su imagen como favor al oficialismo, sobre todo si consiguen a cambio una prenda de gran valor: sueñan con poner un hombre de su riñón en un puesto clave. La Superintendencia de Servicios de Salud, maneja el dinero de las obras sociales y es administrada por un hombre de Ginés González García. Cristina ya lo anunció, así que no sería novedad un cambio de fondo si las papas queman. Los Gordos de la CGT temen que alguna movida parlamentaria instaure un ajuste y “reperfilamiento” en el área de salud, redistribuya el sistema y haga capote con las obras sociales; el recelo ante las broncas antisindicales de CFK es muy grande.
Los árbitros del “siga, siga”
Un segundo round de la democracia de prudente y escaso ejercicio que se practica en el edificio de la calle Azopardo es la resolución de conformar un nuevo comité arbitral. Como dejando jugar el partido pese a patadas y golpes diversos, el movimiento obrero mira distante el partido. Mariano Martín, en una conceptual nota para el diario Ámbito Financiero señaló que “La reunificación de la CGT dejó entre sus varios saldos un pendiente: la constitución de la Comisión Arbitral, una suerte de tribunal interno que decide sobre los conflictos intersindicales. Se trata de un órgano poco conocido pero de relevancia clave para el funcionamiento habitual de la central obrera, pero más que nunca ahora que volvió a su seno el sector de Hugo Moyano, tal vez el dirigente que más tensiones generó con disputas por encuadramientos con otros gremios en la historia contemporánea.”
Vale recordar que el centro de distribución de Mercado Libre en La Matanza fue objeto del enfrentamiento de Pablo Moyano para conseguir el encuadramiento de los trabajadores agrupados en la Unión de Carga y Descarga, atenazados por el barrionuevista Daniel Vila. Héctor Daer fusiló en su momento el intento de Camioneros echando el resto: “Hay que ser respetuosos de las organizaciones sindicales. Bajo ningún punto de vista el pleito de Mercado Libre se puede resolver con un bloqueo”, sentenció el dirigente sanitario. No es amigo, digamos.
Martín desmenuza el tema: “La institución deberá conformarse en una próxima reunión el Comité Central Confederal (CCC), tal como establece el estatuto de la CGT. En su momento quedó resuelto que continuará al frente de “la Arbitral” el dirigente Carlos Sueiro, del gremio del personal de Aduana, que renueva mandato en el gremio. Sueiro integra el grupo de los denominados “independientes” de buen diálogo con todos los gobiernos (junto a Andrés Rodríguez, Gerardo Martínez y José Luis Lingeri) pero debajo suyo persiste la incertidumbre respecto de los otros cargos para la actual gestión. El comité funciona con dictámenes que resuelven el secretario general con el voto de los cuatro vocales y que suelen ser respetados a rajatabla por la Justicia laboral y el Ministerio de Trabajo.”
Daniel Vila tiene un gremio pequeño y sin peso en la CGT. Firmó un convenio colectivo con la empresa de Marcos Galperin, en extremo flexible de horarios laborales, goce de vacaciones y licencias y otros puntos. Una precisa descripción del rival de la primera pelea de la nueva etapa de los Moyano.
Democracia sindical: “se pikó la clandestina”
Centenares de elecciones concentradas en pocos meses permitirán “renovar” las conducciones con algún retraso por la veda de pandemia. Cierto es que muchos padrones están desactualizados por altas y bajas y otros por el desuso de la herramienta democrática. El colmo de las protestas es el petrolero Guillermo Pereyra, quien anunció su retiro y dejó a su delfín Marcelo Rucci al frente. Furioso por la posibilidad de impugnación, acusó a dos senadores (Oscar Parrilli y Silvia Sapag) de presionar para forzar la nulidad de las elecciones. Los opositores, por su parte, denunciaron que en plena campaña fueron robados, atacados y les rompieron los vehículos. “El retirado que vuelve” podría ser el nombre de la novela.
Luis Barrionuevo conduce la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA) desde hace 36 años buscará una nueva reelección en unas elecciones que estuvieron postergadas por la pandemia. Será en diciembre. La guerra interna y los libros de contabilidad a la vista prometen consecuencias imprevisibles para la limpieza de los comicios sindicales.
En el medio queda el alejamiento de su matrimonio con Graciela Camaño (la de la trompada a Carlos Kunkel en el recinto parlamentario). Las peleas domésticas intrafamiliares de Luis Barrionuevo con su (ex?) cuñado Dante Camaño, hombre del PRO allegado a Miguel Angel Piccheto, van más allá de las desprolijas cuentas del gremio capitalino con 40.000 afiliados (supo tener más de 60.000 en la prepandemia). Una hija de anterior matrimonio (¡es empresaria del sector!) completa la lista del barrionuevismo. Es cualquiera.
Amadeo Genta presentó fórmula para continuar al frente de municipales porteños. El dirigente, de buena llegada a Rodríguez Larreta, estará acompañado por Alejandro Amor, legislador por el Frente de Todos en la fórmula. Genta conduce el gremio desde hace 38 años. Tiene 86 años, hace 38 primaveras que es el secretario General del gremio y si consigue su propósito de ser reelecto alcanzará más de 4 décadas ininterrumpidas en el poder. Por el fallecimiento de Patricio Datarmini histórico socio político de Genta, el recientemente electo legislador porteño Alejandro Amor oficiará de Secretario Adjunto. Desde la oposición esperan poder suspender por la vía de la Justicia.
Otras elecciones cocinadas en pasillos fueron las de la CATT, que levantaron la temperatura de los fraternales y la Unión Tranviarios Automotor, que quedaron afuera de la conducción. El fraternal Omar Maturano aseguró que, junto con Roberto el “Gallego” Fernández, de la gerontocracia histórica de la UTA, van a “reformular la Ugatt”, un sello hoy inexistente.
“Vamos a hacer el mismo trabajo que hacen algunos gremios cuando juegan en la interna de otros sindicatos”, manifestó, en clara referencia al rol que posee Camioneros en ciertas disputas internas. Recalientes los chabones con la “agrupación Juan Manuel Palacios”, autora del copamiento al edificio de la calle Moreno que obligara a Roberto Fernández a huir y refugiarse en el búnker de las plantas altas del edificio.
En la otra punta del espinel de la decencia y la probidad militante de los dirigentes, la Federación de Aceiteros ratificó a Daniel Yofra al frente del gremio renovando la segunda línea del gremio casi por completo en un acto diferente de lo habitual. En el Sipreba (Sindicato de Prensa de Buenos Aires), perteneciente a la Fatpren, se renovaron autoridades para el período 2021-2025 con el voto de más de la mitad del padrón a la lista de Unidad Pluricolor. Este “renacimiento” del gremio de prensa tiene “el acompañamiento de muchos gremios como Canillitas, Gráficos, Aceiteros, Camioneros, Subte, Ute, Ate Capital, entre otros” repasó el joven secretario General electo, Agustín Lecchi (36), de la TV Pública en una nota con los compañeros de Tiempo Argentino.
Cuando no los ves es que están rosqueando
El golpe de la derrota electoral desnuda el mal funcionamiento de la maquinaria de gobierno: derrota en 9 de los 10 principales centros urbanos; 8 puntos atrás en todo el país; en “Provincia”, JxC ganó en 109 de los 135 municipios. Cierto es que la pandemia macrista con sus fugas y negociados y sus tarifas desmadradas no establecen un piso electoral sino una ciénaga pantanosa agravada por la pandemia. Pero fueron las dudas y los errores no forzados del Ejecutivo los que llevaron a una porción radicalizada (o desinformada o decepcionada) de los votantes a abandonar el voto por el Frente de Todos.
Todo indica que la “institucionalización” del Frente de Todos quedará latente a la espera de una amplia PASO para 2023 en la que se podrán presentar “todos”, si prospera la habilitación a los intendentes de la provincia de Buenos Aires para que puedan ir por un tercer mandato consecutivo.
Desde el escenario, el Presidente confirmó su idea de alentar una gran PASO para que se elija desde el futuro presidente “hasta el último concejal”. Con esa propuesta, con la que supuestamente coincide Cristina Kirchner, aventó fantasmas y habilitó el armado de alternativas, evitando que algunos piensen en ir por afuera. Quienes parecían tentados a buscar rumbos alternativos como el santafesino Omar Perotti o el entrerriano Gustavo Bordet sufrieron dolorosas derrotas, igual que el cordobesismo de Juan Schiaretti, uno de los que quedó peor posicionado. “Afuera del Frente de Todos no hay nada”, justificaba un funcionario.
Hacia una democracia participativa
Los Cuerpos de Delegados y las Comisiones Internas de base en los lugares de trabajo y en el territorio deben estar permeados de la más absoluta democracia participativa. “Con la democracia no solo se vota, sino que también se come, se educa y se cura”, en palabras de aquel recién asumido Raúl Alfonsín. Lejos en el tiempo y las intenciones, la democracia no es este remedo de rosca y caras de circunstancias.
La república del “primero poné el voto y si te he visto no me acuerdo” ha demostrado que no está a la altura de las necesidades. “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades constitucionales.” Pero el pueblo delega el gobierno en representantes que no son revocables y que pocas veces hacen lo que dicen. En un delicado degradé de interacciones, es posible clasificar las democracias: participativa permite una participación ciudadana mayor que en democracia representativa pero menor que en la llamada democracia directa. Será cuestión a tratar por una asamblea constituyente.
Los presupuestos participativos, consejos vecinales o comunales o consultas populares han sido borrados en los hechos por mucho que estén consagrados en la Constitución. Todo sistema democrático finalmente ha de descansar en decisiones mayoritarias, pero los mecanismos o instituciones de participación tienen el propósito de un pleno respeto a las minorías, sus opiniones y su amplia manifestación a través de un mecanismo participativo e institucionalizado. Nada de eso existe. Apenas un puñado de sindicatos permiten minorías en la conducción.
Para vivir en democracia real los partidos deben explicar qué es lo que se va a hacer, cómo se va a hacer y quién lo va a hacer. Son las consignas que en general se formulan como un programa estratégico de acción. Con esa acción de las masas movilizadas es que se puede cambiar la realidad.Eso es la política, aunque la pandemia haya reinstalado por un corto periodo la idea de que la política y la rosca son materia de los rentados y profesionales de “la casta”. Más o menos como el fraude patriótico.
Una asamblea constituyente debe reformar la justicia para democratizarla y ponerla a la altura de las necesidades de la población. Con trabajo, tierra y techo no alcanza. Hay que invertir recursos en la salud, hay que mejorar las jubilaciones. Un gran paquete social requiere subir los impuestos, para obtener un resto fiscal que permita un programa social de independencia y recuperación económica y de la sociedad. En ese camino vale la pena participar, con grieta y todo. Lo demás es cartón pintado.
Más de @GitanoUlloa en unblogdeclase.com