El flamante consejo directivo, que encabeza Daniel Catalano, se impuso en los comicios del 2 de septiembre último en la Capital Federal, asumió este lunes, y denunció que la conducción saliente dejó «la cuenta bancaria de la ATE solo con 3.000 pesos; se llevó gran parte del mobiliario -desde sillas y bombos hasta la vajilla y parrilla- y alquiló una casa a pocas cuadras del sindicato a un costo que supera los 25.000 pesos mensuales».
«Esa realidad, de suma gravedad, debe ser difundida porque comenzó la gestión en una situación sumamente desfavorable, en la que se deberá reorganizar a la ATE en sus múltiples aspectos», afirmó.
También subrayó que desde el 3 de septiembre se solicitó al secretario general saliente, José Matassa, «una transición ordenada para evitar paralizar el sindicato, producir inconvenientes a afiliados y resguardar el patrimonio» gremial.
«No quiso realizar ese proceso de forma armoniosa. La negación de la transición no fue un capricho sino una maniobra para terminar de vaciar el gremio. Eso afectará de manera significativa su accionar, por lo que las Juntas Internas y los afiliados deberán entender la situación y conocer las dificultades», expresaron.
Catalano y otros dirigentes aseguraron que la nueva conducción «se esforzará» para «no afectar el normal funcionamiento de las Juntas Internas y sus actividades de fin de año», indicó un comunicado.
Enfatizó que a nivel económico «no hay registros claros de ingresos y egresos; el sistema de administración es informal, poco transparente y dependiente de la ATE nacional; no hay contador en la filial porteña, sistema de personal y de compras; no existe un registro fiable de cotizantes y de aportes de convenio; a pesar de balances aprobados por millones de pesos no hay ningún ingreso; el edificio está deteriorado y las camionetas destruidas».
«Respecto de la situación institucional, no hay inventario de bienes, archivo de actuaciones ni organigrama institucional y hay secretarias superpuestas; los trabajadores no tienen funciones claras y sufren arbitrariedades sobre remuneraciones, horarios, beneficios y tareas, en tanto la gestión Matassa-Micheli convocó a más de veinte elecciones de Junta Interna en el último mes de mandato, todas de manera irregular», puntulizó el documento.
Para la flamante dirigencia, esa realidad demostró «la decadencia de una lógica política, porque para esos gremialistas la ATE no es de los afiliados sino de ellos, además de no importarles la unidad de la organización sindical sino su proyecto partidario». «Por eso se llevaron las cosas, como si fueran propias y no de los afiliados, y vaciaron el gremio. Por eso perdieron», agregó.
Para la actual conducción esa fue «la auténtica burocracia sindical», en tanto adelantó que iniciará acciones administrativas y legales y un proceso de auditoría, porque «desviar o malgastar no puede resultar gratis, ya que perjudica a los trabajadores».
Catalano convocó a todas las Juntas Internas a repudiar enérgicamente esas acciones y a exigir una rendición de cuentas.
«Refundar la ATE impone un compromiso colectivo para que no gocen de impunidad quienes, debiendo conducir los destinos de los trabajadores, vaciaron de recursos la herramienta sindical. Al peso del aparato opondremos la fuerza de la militancia», concluyó.