A principios de agosto, trabajadores de la fábrica de acoplados Petinari e Hijo de Merlo tomaron la planta para exigir que la Justicia declare a la empresa en quiebra y así poder hacerse cargo de la constructora que les adeudaba salarios, aguinaldo y cargas sociales. Avanzaron con la conformación de una cooperativa y ocupaban el lugar para protegerlo. Sin embargo, dos semanas más tarde, llegó la Fiscalía N° 8 con una orden de desalojo.
“Entre 60 compañeros tomamos la planta, tuvimos la posibilidad de empezar a producir carrocerías y estábamos abocados a eso. Había tranquilidad, no nos esperábamos el desalojo”, expresó el trabajador Luis Becerra a el portal El 1 Digital .
El conflicto entre los empleados y la empresa data desde finales de 2014: “No cobramos el aguinaldo de fin de año, solo algunos cobraron las vacaciones y ya no pagaron más. En asamblea decidimos hacer un paro, se salió a la calle y, de ahí en más, arrancaron las conciliaciones en el Ministerio de Trabajo, que quedaron en la nada, y empezamos a movernos por el lado de generar la cooperativa”, señaló Hernán Noir.
Los empleados iniciaron el paro el 5 de febrero y la empresa nunca más se presentó. “Ahí empezamos a averiguar lo que era una cooperativa, qué se podía hacer, hasta que llegamos a un contacto con Francisco “Manteca” Martínez de la textil Pigüé que nos ayudó a armarla. Hoy en día tenemos la cooperativa tramitada con la matrícula”, agregó Noir.
Por su parte, Becerra expresó: “ Estábamos reacondicionando la fábrica, poniendo las máquinas, el fiscal vio que está más limpia, habíamos cortado el pasto, pintado el portón, pero nos tuvimos que ir”.
“Estamos presionando en la Legislatura para que salga rápido el tratamiento a la ley de expropiación. Estamos resistiendo hace seis meses y vamos a seguir resistiendo”, concluyó el obrero.