El viernes último, un grupo de trabajadores de COTO, afiliados al Centro de Empleados de Comercio de Quilmes, realizó una manifestación en la puerta del supermercado, la sucursal de Yrigoyen y Conesa, en ese partido del Conurbano Bonaerense en reclamo de mejores condiciones laborales y salariales.
Este lunes, como represalia, se conoció que la cadena de supermercados había resuelto que diez de los empleados que protestaron fueran despedidos. Una clara maniobra de persecución gremial.
En repudio a los despidos y en busca de la reincorporación de los compañeros echados, los trabajadores volvieron a protestar en la jornada de ayer y se produjeron algunos incidentes.
Es que la protesta fue recibida a los palazos por un grupo de choque que aguardaba la llegada de los referentes gremiales, según publicó el sitio Hecho en Quilmes.
En paralelo, los dueños del supermercados dispusieron una importante custodia de la Gendarmería y se vivieron momentos de tensión. Según denunciaron los manifestantes, los efectivos repelieron la protesta con balas de goma.