Los despidos en TeLeFe, que se anunciaron informalmente masivos, se constataron formalmente como un puñado inicial y que quedaron en stand by con el dictado de la conciliación obligatoria por parte de la Secretaría de Trabajo, hoy en manos de Lucas Fernandez Aparicio, abren un nuevo capítulo de la flaxibilización laboral de hecho en la Argentina.
No fue casual lo que ocurrió en el canal de las pelotas. Las cesantías fueron un preambulo de lo que viene: la intención de la empresa de negociar a la baja las condiciones laborales que consiguió el Sindicato Argentino de Televisión, Telecomunicaciones, Servicios Audiovisuales y Datos (Satsaid) desde hace años en la firma.
TeLeFe no es cualquier canal. Es el que vio emerger a Horacio «Chavo» Arreceygor, líder del Satsaid, y buena parte de su comisión directiva. Así como en su momento esa situación había detonado en un convenio superior a la media de la actividad, hoy es el canal el que toma la iniciativa para dar vuelta la relación de fuerzas.
Claro que hay movimientos en la actividad producto de los lógicos cambios tecnológicos en la TV y en los medios, pero todos saben que negociar esas modificaciones con la espada de Damocles de 200 despidos termina siendo casi extorsivo. Es empezar un partido perdiendo por una diferencia que nunca se podrá remontar.
Y esa avanzada para flexibilizar las condiciones laborales y disciplinar al gremio, en el propio lugar que vio nacer buena parte de su poder, es algo que ven con buenos ojos otros actores del sector (Canal 9, América, etc) y desde el propio Gobierno que promueve esas «readecuaciones» para mejorar la productividad.
Desde Trabajo habían anticipado que hasta que consigan imponer el proyecto macro de reformal laboral, los acuerdos por sector son el mejor camino que se puede tomar para ir erosionando el piso de la resistencia del mundo sindical, que todavía parece importante.