El Complejo Nuclear ubicado en Lima, en el partido bonaerense de Zárate, fue noticia en sucesivas ocasiones en la gestión Cambiemos por los despidos masivos que corrieron como reguero sobre los empleados de la construcción, abocados en aquel momento a tareas que preparaban el terreno para el inicio de Atucha III.
Las obras se paralizaron, con promesas de reactivación que nunca se concretaron, y que dejaron a más de dos mil familias en la calle.
Pero el plan de achique, que mantiene en vilo a quienes creen que el Plan Nuclear se congeló indefinidamente, ahora le llega a los trabajadores que cumplen funciones en las plantas Atucha I y Atucha II.
Se trata de un ambicioso ajuste que resuena en los pasillos en las conversaciones entre los obreros, a los que el directorio ya les avisó vía mail que no hay fondos ni para entregar la tradicional caja navideña de fin de año. Lo peor cara es la laboral: la gestión planea reducir un tercio de los puestos de trabajo.
En las plantas hay algo más de 2100 trabajadores de los cuales 700 perderían su empleo a fin de año por el nuevo plan de «austeridad» que tiene tres aristas: despidos, retiros «voluntarios» y jubilaciones compulsivas.
Desde los gremios sostienen que las medidas que se tomaron en los dos últimos años no son casuales, sino que forman parte de una política que tiene como objetivo final la venta de las centrales nucleares y el traspaso de NASA (operadora de las centrales) a manos privadas. Además lo vinculan con la venta de las acciones de empresas energéticas en manos del Estado.
“Creen que la energía es una mercancía como cualquier otra y no les importan los excluidos”, señalaron desde Luz y Fuerza Zárate para graficar lo que sucede en materia energética con la gestión Cambiemos y que ahora podría tener un nuevo mojón.