La Organización Internacional del Trabajo (OIT) informó que «la economía informal absorbe más de la mitad de la fuerza laboral mundial» y sostuvo que comprende a más del 90 por ciento de las pequeñas y medianas empresas.
También ello incluye a un gran número de compañías ‘micro’ en los países en desarrollo, por lo que millones de trabajadores y unidades económicas padecen condiciones de empleo deficientes y carecen de derechos laborales, señaló el organismo tripartito.
El empleo de baja calidad, una protección social inadecuada y escasa productividad son algunos de los obstáculos que enfrentan los trabajadores y las empresas en la economía informal.
La nueva norma internacional del trabajo adoptada en la 104° Conferencia Internacional (CIT) de junio último en Ginebra (El tránsito de la economía informal a la formal) fue «histórica» porque ofreció orientación sobre cómo producir ese proceso.
Sus objetivos son tres: facilitar la transición de los trabajadores y las unidades económicas de la economía informal a la formal; promover la creación de empresas y empleos decentes en el marco formal y prevenir la informalización de los formales.
«No se trata solo de haber adoptado una nueva Recomendación. Lo que importa es instrumentarla», explicó Azita Berar Awad, directora del Departamento de Política de Empleo de la OIT.
El programa FORLAC, lanzado por la Oficina de la OIT para América Latina y el Caribe, proporciona gran cantidad de análisis, recomendaciones políticas basadas en la evidencia y directrices sobre la facilitación de esa transición económica.
En Uruguay, las autoridades impositivas y las instituciones de seguridad social colaboran para establecer un régimen de recaudación simplificado y unificado para los pequeños contribuyentes (monotributo) y, las personas cubiertas por el sistema, tienen derecho a los mismos beneficios de seguridad social que los trabajadores en la economía formal.
Brasil, donde fue adoptado un marco nacional de política integrado para combatir la pobreza, es un país en proceso de rápida formalización, ya que en la última década la creación de empleo en la economía formal fue tres veces más rápida que en la informal.
Además, algunas políticas públicas innovadoras fueron efectivas al permitir que alcanzaran a grupos difícilmente accesibles (cuentapropistas y pequeñas y micro empresas) en esa transición.
Las inversiones para el uso intensivo de mano de obra también pueden facilitar la transición a la formalidad, como los programas de empleo en Sudáfrica durante la reciente crisis financiera.
Un medio innovador para promover la formalización son las instituciones de microfinanzas, ya que la concesión de microcréditos, los depósitos y los contratos de servicios tienen elementos de economía formal no tan sofisticados como la banca.
Junto a instituciones de microfinanzas en Burkina Faso e India, la OIT aplicó experiencias para evaluar el impacto de lo formal.
Las actividades del organismo de Naciones Unidas en Filipinas son un ejemplo de la posible transición hacia la economía formal. No solo aportaron los empleos necesarios para las víctimas del tifón sino un salario mínimo garantizado, protección social y seguridad y salud, importante para la formalidad y el trabajo decente.
La Asociación de Mujeres Trabajadoras por Cuenta Propia (SEWA) de India -sindicato, cooperativa y movimiento femenino- es una iniciativa exitosa para organizar a las trabajadoras pobres de la economía informal y ofrece un gran número de servicios como formación, asistencia financiera, ayuda para establecer cooperativas, seguro y seguridad social, indicó la OIT.