Un paro general con las características del de hoy no suele ser un hecho que pueda ser analizado de manera lineal, sino que corresponde a un evento en el que se articulan actores, intereses y propósitos complejos, multicausales y hasta contradictorios. Por lo tanto una lectura atenta merece posarse sobre sus protagonistas, sus mensajes y las relaciones de poder que se tejen entre ellos.
El germen de la medida de fuerza es uno de los rasgos a señalar. Es que por primera vez en la posconvertibilidad el motor de la dinámica sindical no hace epicentro en Azopardo, ni en la figura de Hugo Moyano, sino que tiene como protagonistas a los cabecillas de los gremios del transporte. Este cambio de manos en el mundo sindical, favorecido por lo estratégico de la actividad que conducen, y por el contexto de fragmentación de las fuerzas de la CGT, los coloca como un polo de poder con potencialidad para encabezar la reunificación de la central obrera.
En ese armado, transversal, de gremios del transporte con agenda propia y sectorial que hace eje en Ganancias, se distingue especialmente el retorno de la UTA y de Roberto Fernandez al primer plano gremial luego de años en los que el sindicato estuvo prácticamente en descomposición. Fernandez en sociedad con Omar Maturano (La Fraternidad), consiguió formar un tandem cegetista clásico que golpea y negocia, con un perfil notoriamente distinto del de Moyano, que no tiene problemas en articular sus acciones con Azopardo para luego desairarlos, y más tarde hacer lo mismo con el gobierno nacional.
Sobre la medida de los transportistas se montaron la CGT Azopardo, la CGT Azul y Blanca y la CTA de Pablo Micheli. Si bien las tres centrales trataron de apropiarse del paro, hubo poca capacidad de instalar otras consignas y se les hizo difícil encontrar su propio protagonismo. De hecho Luis Barrionuevo estuvo prácticamente desaparecido y el moyanismo recién en las últimas horas logró cosechar algunas las tapas de los principales medios.
Raro fue el papel de la CTA Autónoma de Micheli, que a pesar de tener una agenda amplia y distinta a la de los gremios del transporte no llamó a movilizarse, ni a realizar cortes como es parte de su tradición. Esta inactividad hizo que su participación se diluya en el entramado cegetista, perdiendo la posibilidad de levantar banderas disidentes. Los que si motorizaron cortes y piquetes fueron los sectores de izquierda, que desde las calles se ganaron las cámaras de la mañana y pudieron mostrar sus consignas. Sin embargo el fenómeno de la izquierda en el mundo sindical sigue siendo todavía incipiente, aunque de intensa visibilidad.
Este armado gremial tan heterogéneo y diverso, que reunió un espectro casi inverosímil de posiciones ideológicas que va desde referentes de la derecha peronista ortodoxa, hasta la izquierda trostkista, y que además incluyó a sindicatos como la Bancaria que no están adheridos a ninguna central obrera, evidenció la incapacidad del los dirigentes oficialistas para saldar los reclamos de agenda pendiente en el movimiento obrero, al menos con respuestas parciales.
Tanto la CGT de Antonio Caló, como la CTA de Hugo Yasky vieron mermada su capacidad de articular respuestas concretas a los intereses de los gremios que le responden y de hecho sufrieron, como consecuencia, algunas fugas y filtraciones. Habrá que ver si aprovechan que otros golpean para cosechar algún anuncio como respuesta a la lealtad, pero la libertad de acción de la UOM a sus afiliados fue una demostración cabal de debilidad.
Expectantes y desde la sombras, como casi siempre, se mueven «Los Gordos» con mensajes ambiguos. Fogonean el paro, pero no se exponen. Es que los temibles caciques de la vieja guardia sindical tratan de cuidar su porción de poder a costa de un dejar hacer que los incluya. Esperan que la tensión entre las partes decante en una salida que les permita volver a demostrar sus dotes de tiempistas.
El paro de hoy marcó un round a favor de los gremios del transporte, en la pelea de poder sindical que por ahora tiene a varios contendientes en el ring. Todo indica que las tensiones se saldarán, al menos parcialmente, con la más que probable reunificación de la CGT. En ese momento veremos si el paro de hoy marca la tendencia de lo que nace, o será sólo una evidencia de lo que se está muriendo.