Miles y miles de manifestantes confluyeron ayer en el cruce de Diagonal Sur y Moreno, frente al Ministerio de Producción, para reclamar el cese de los despidos y cambios en el plan económico del Gobierno. En lo que fue una acto que pasará a la historia, las columnas de distintos sindicatos alineados con la CGT y con las dos CTA, así como de partidos políticos y organizaciones sociales, coparon el centro porteño e hicieron saber su descontento con la gestión de Mauricio Macri.
1. El triunfalismo
Desde temprano los dirigentes de la central obrera reunieron sus militantes y cruzaron llamados telefónicos para preguntar cómo venía la convocatoria. «¿Cómo está la Panamericana?», preguntaba el secretario General de un importante gremio industrial a uno de sus dirigentes de confianza, para empezar a medir el pulso de lo que se sería la marcha. «¿Viste lo que fue ayer la movilización de los docentes? Bueno, lo de hoy va a ser impresionante, mucho más importante que la del año pasado», le comentó un miembro de la conducción cegetista a este cronista, cuando todavía amanecía la jornada. Y no equivocó el pronóstico.
2. El «recicle» de Armando
En medio de una frondosa folletería que distinguía el arribo de las diferentes columnas, llamó la atención la del inoxidable conductor de los empleados de Comercio. Es que los de «Armando Cavalieri Conducción» distribuían impresiones que rezaban: «Mi único proyecto es la unidad» y tenían fecha del 23/11/2016. Un curioso aporte a no desforestar los bosques del mercantil.
3. Triunvirato de cuatro
Aunque la conducción de la central obrera se reconoce con tres secretarios generales, las sillas que se dispusieron para tener un lugar de privilegio en el escenario fueron cuatro. Además de los lugares de Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer, únicos oradores programados para el acto, había un lugar destinado a Andrés Rodriguez. El titular de UPCN le ganó la pulseada a varios y en los hechos es la cuarta voz de peso en el esquema de poder cegetista. Y se notó en el palco.
4. (dis)paridad de género
Un tema recurrente en el mundo sindical vernáculo es la escasez de mujeres que ocupan lugares trascendentes en los gremios. Con una conducción cegetista que no llega a cumplir con el cupo femenino, no sorprendió que el palco haya mostrado, una vez más, una notoria ausencia femenina. Entre el medio centenar de dirigentes que ocuparon los lugares reservados estrictamente a la cúpula dirigencial, sólo se observó la presencia de Noe Ruiz del gremio de Modelos y de Ana María Nuñez, secretaria de Prensa de Utedyc. Muy poco y a horas del paro internacional de mujeres.
5. Mártires obreros
El acto comenzó con un llamativo pedido de minuto de silencio. En él, desde el estrado y sin que se cumpla ninguna fecha que lo ameritara, se pidió recordar a «quienes dieron la vida por el movimiento obrero: Perón, Evita y José Ignacio Rucci». La consigna generó sorpresa y algunos silbidos por el nombre del dirigente de la UOM y la ausencia de muchos otros. Una señal de que se venían momentos complejos para los oradores.
6. Ausencias y demoras
La premura por iniciar el acto central (una hora antes de lo previsto, escaramuzas mediante), terminó de cristalizar las posturas internas. Mientras que la Corriente Federal de Trabajadores que lidera el bancario Palazzo no llegó ni a marchar para estar cerca de la conducción de la central, los Moyano (Pablo y Facundo) llegaron tarde y se sentaron casi con desdén en el ala izquierda. Ambos sectores representan las fracciones que pedían la convocatoria formal a una huelga general y no lograron consenso interno. Tampoco tuvieron presencia, por decisión propia, los gremios del transporte nucleados en la CATT. Los transportistas optaron por quedarse abajo en señal de disconformidad por la invitación que la central obrera le cursó a la CTA para integrar la protesta.
7. La foto que anticipó el final
Mientras Juan Carlos Schmid pronunciaba su discurso, en un clima más que caliente, «alguien» dejó pasar a uno de los manifestantes que estaba apostado contra las vallas y tenía un cartel que recordaba la frase de Juan Domingo Perón: «El pueblo marchará con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes». Ya en el corralito de los periodistas, y con la persona ubicada al costado izquierdo de triunviro, la instantánea sacada por este cronista auguraba un final complejo para los líderes cegetistas.
8. El fallido que enardeció a los militantes
Héctor Daer, último de los oradores, apuraba sus palabras para cerrar un acto en el que la presión por la huelga se hacía cada vez más pronunciada. En ese momento un lapsus despertó la ira de los militantes que pedían a los gritos «Poné la fehca». «Vamos a llamar a un Paro Nacional, antes de fin de año… fin de mes», tropezó el de Sanidad y colmó la paciencia de quienes habían ido con la esperanza de llevarse precisiones sobre el plan de lucha.
9. Sillazos y después
Una vez terminado el acto, y con los dirigentes empezando a dejar el escenario se empezó a enrarecer el clima. Militancia «silvestre» con remeras de diferentes organizaciones políticas y sindicales y muchos otros sin identificación, comenzaron a increpar a los gremialistas por no haber dejado una fecha concreta para la futura huelga general. En ese contexto comenzaron los repudios y los enfrentamientos. Botellazos, sillazos, golpes y algunos heridos leves.
De fondo: una nueva oportunidad en la que la CGT logra ser el catalizador de una importante cantidad de reclamos de la sociedad y logra reunir cientos de miles de trabajadores en las calles, pero la desperdicia por evitar ponerse al frente del conflicto social.