No es novedad que fue un mal año para los asalariados, pero el propio balance gubernamental muestra una caída del salario real.
Los números del Ministerio de Trabajo, que conduce Jorge Triaca, son elocuentes. Si se toma el año calendario, el aumento nominal de los salarios fue del 33% en promedio, pero con una inflación oficial cercana al 40% anual, el resultado arroja una caída de tres puntos en términos reales.
Incluso hay que subrayar que en el Gobierno utilizan un índice deflactado de los datos oficiales de la ciudad de Buenos Aires, San Luis y Córdoba, que suele mostrar avances inflacionarios menores que el registrado únicamente en territorio porteño, donde el incremento de las tarifas de los servicios públicos pegó con más fuerza durante todo el año.
«Es difícil generalizar sobre el tema salarios. Hubo mejoras en asignaciones familiares y en Ganancias. Hay muchas familias que no quedaron por debajo de la inflación», dijo José Anchorena, secretario de Empleo, en la reunión de todos los miércoles de fines de mes que se realiza regularmente en Trabajo y en la que se distribuyen los principales datos sobre el mercado laboral.
A esto se suma el incremento del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias a mediados de año. «Se devolvieron $ 50.000 millones a los trabajadores», contabilizaron en el ministerio al diario La Nación.
Mientras tanto, en la Confederación General del Trabajo (CGT) ven un panorama más complicado. El Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET) afirmó en su último informe -de noviembre pasado- que la inflación de los asalariados registrados acumuló hasta ese mes un 41,3%. Se trata de «la más alta desde 1992», agregó el informe de la central obrera.
Al respecto, Héctor Daer, uno de los triunviros de la CGT, estimó: «Hubo una caída real del poder adquisitivo. Cuando la inflación que se planteaba entre el 20 y el 25% anual, va a terminar alrededor del 40%, y todos los acuerdos estuvieron en torno al 35%, la caída del salario real es bien concreta», afirmó el sindicalista y diputado del Frente Renovador.
«En algunos casos, se corrigió el bache con los bonos, en algunos convenios que se cerraron en el segundo semestre. Pero en el contexto del salario de los trabajadores formales hay una caída, y esa baja es mucho más importante en los sectores de la informalidad, donde el efecto primario es la retracción del gasto», indicó Daer, sobre un fenómeno que se notó con fuerza en los últimos meses del año con las fuertes caídas que se vieron en el consumo, por lo menos hasta diciembre.