El hombre -que es un memorioso del movimiento obrero- llega a este cronista porque los caminos del campo popular siempre se cruzan y uno, apasionado de la política y fanático de la lucha de los laburantes, termina sintiendo empatía por todos aquellos que transitaron ese sendero con anterioridad. Empezamos a discutir, mate por medio, sobre como vendrá la mano en la reunión del Consejo Directivo de la CGT. Luego de hacer catarsis me explica, desde la historia, por qué él creé que la CGT no va al paro y por qué cree que cuando lo haga va a ser consensuado con el Gobierno, en una suerte de juego de roles preacordado.
El Cuqui Curutcha, como lo conocen de chico en su tierra que huele a peperina, trae a este cronista un documento de la CGT del año 1971 ,subrayado, y le ordena “leé en voz alta”:
“…La CGT ha observado atentamente en este último tiempo como se han agudizado los enfrentamientos de diversos sectores de opinión vinculados al tratamiento de la política sanitaria nacional. La Central Obrera ha auspiciado, contribuido y participado en la adopción y en la aplicación del sistema que comporta la ley 18610. Lo ha hecho en el momento de la implementación del régimen y lo sigue haciendo como desde el comienzo integrando el directorio del INOS, porque interpretó en su momento y lo sigue entendiendo ahora que el régimen creado constituye un cuerpo de vocación revolucionaria en el diagnóstico y tratamiento del problema de la Salud. Su decisión de entonces y ahora se ve ratificada por los hechos…”.
Termino, levanto la vista desconcertado y le digo: “No entiendo”. Me mira con cara de enojo, “otra vez pibe… Otra vez estos p##s se entregan por la caja. La diferencia es que en aquel momento se discutía poder con una desocupación menor al 5%, ahora estos perejiles discuten monedas con una desocupación del doble y con una tercera parte de los laburantes precarizados. Acordate, van a entregar los convenios para salvar las obras sociales…”
Algo pesco, le planteo que las Obras Sociales siguen siendo -con todo- uno de los ejemplos de solidaridad colectiva que se fundan en la doctrina peronista (y ésta a su vez en la doctrina Social de la Iglesia). El Cuqui me vuelve a mirar, pero ahora con sorna. “No nene, estos se creen que son un poder permanente, y vaciados de las bases -y próximos a partir al encuentro del General que los está esperando con ganas- se sostienen en la guita y en el peso del sistema de salud sindical para cuidarse de no morirse ni en el ostracismo ni desfilando por Comodoro Py.”
Lo entiendo un poco más, pero le subo la apuesta “Cuqui, si es tan así, cómo ordenan mayorías en el Consejo cuándo los que pueden estar atados a acuerdos con el Gobierno son una minoría de los sindicatos y la mayoría ya se expresan cada vez mas fuerte a favor de acciones mas contundentes?”
El cuqui empieza a recitar una serie de nombres “Luis Scervino, de Lingeri, en la Super haciendo el papel de comisario con guiño pleno del gobierno y comando real de Mr. Cloro (como lo llama Carlos Pagni), Eduardo Leguizamon, de Mangone, jefe de gabinete de Triaca y virtual auditor y/o gestor de todas las resoluciones importantes de la Secretaria de Trabajo en materia sindical. Con esos dos tipos, la dupla Mangone/Lingeri -con Luisito jugando al Jefe de todo por atrás- tracciona bolsillo y lapicera que afectan a prácticamente todos los sindicatos. Tan envalentonados están que empezaron a intervenir algunos para dar muestra del derpo que manejan» (NdR: después de la charla con el Cuqui la Justicia ya volteó la dos intervenciones dictadas por Triaca en Seguridad y en la Federación de Azucareros).
“Mirá, vos sabés que a mi me gusta juntarme con todos, y sobre todo con los más pibes. A mí lo que me preocupa es que perdamos la base peronista porque los militantes se frustran, se desengañan. ¿Quién va inspirar a los que vienen de atrás? ¿Alguna vez escuchaste a algún delegado de base “quiero ser como Mangone? ¡como el Momo Venegas? Ni en pedo, todavía los de treinta y pico rescatan a Saúl y algunos hasta valoran algunas cosas del Negro, pero… estos que te digo, éstos que tiran el ancla para no avanzar y te hablan con la foto de Evita y del Papa atrás, son el huevo de la serpiente”.
Quedamos con el Cuqui en juntarnos, en otra charla para contar, porque siempre es bueno escuchar al maestro.