La reducción de costos salariales es uno de los objetivo primordial de la gestión del Gobierno Nacional de cara al segundo tramo del mandato de Mauricio Macri. La reforma laboral, la reforma previsional y los acuerdos por sector, son algunas de las iniciativas que Cambiemos toma en ese sentido y que impactan de lleno (y conflictivamente) en el mundo del trabajo.
En ese clima de época, en un encuentro a puertas cerradas con el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, sin consenso interno, sin preámbulos y sin consulta a sus afiliados, el Centro de Capitanes de Ultramar y Oficiales de la Marina Mercante realizó un disparatado ofrecimiento: le propuso a los funcionarios del ejecutivo un agresivo proceso de reducción de los costos salariales de sus propios afiliados.
El gremio que preside Marcos Ricardo Castro, uno de los doce que tienen incidencia en la actividad marítima, ofertó reducciones ente el 1 y el 12,5 por ciento de los diferentes ítems que componen el salario conformado de sus representados, a cuenta de promesas tan imprecisas y vagas como: «incremento de flota» o la «aprobación de la Ley de Marina Mercante».
Altas fuentes de la actividad consultadas sobre la «curiosa» propuesta, explicaron la motivación como una estrategia de pinzas que tiene por un lado el temor al avance judicial sobre el sindicalista y por otro una pata política.
Se refirieron en concreto a la estrecha relación que mantuvo Castro con Omar «Caballo» Suarez en los doce años de gestión kirchnerista, incluso participando de muchos de los «emprendimientos» por los que ahora se investiga al ex titular del SOMU. Esa situación lo tendría como uno de los apuntados para poder seguir el camino que está transitando su colega caído en desgracia.
Respecto de su filiación partidaria, el gremialista no es un amarillo de la primera hora, sin embargo parece tener la pasión de los conversos. A diferencia de su par Julio González Insfrán que apostó prematuramente por el PRO, Castro se subió al barco cuando ya había zarpado, y por ello parece hacer esfuerzos denodados por recuperar el terreno perdido.
El powerpoint donde queda plasmado el ajuste promovido por el Centro de Capitanes de Ultramar, que sorprendió incluso a los propios miembros de la Comisión Directiva, trascendió en las últimas horas y ya causó revuelo en propios y extraños. Sucede que esa propuesta, por la lógica del sector, le suma presión al resto de los actores para adherir o confrontar con el Gobierno blanqueando un rechazo a la iniciativa de Castro.
Como apostilla, conocedores del paño marítimo recordaron que, como prólogo del escándalo, hace algo más de dos meses en la celebración de los 99 años del sindicato, Castro se mostró como un íntimo del ministro de Transporte. En ese evento incluso lo invitó a tomar la palabra llamándolo «Guillo». Las relaciones carnales entre Castro y Dietrich lograron que varios de los asistentes se levantaran de las mesas y abandonaran el festejo.