Las protestas nacionales comenzaron el 23 de abril último y fueron extendiéndose durante tres, cuatro y cinco días en rechazo de «centenares de despidos» y «el retiro de las inspecciones veterinarias en los frigoríficos», señaló en un documento difundido por la conducción de ATE-Senasa.
«Se trata de un grave conflicto federal. El país arde. Las autoridades del organismo cesantearon sin causa a 343 trabajadores en dos tandas (diciembre y abril), lo que conllevó no sólo descontento sino profunda preocupación ante ese desguace», puntualizó Jorge Ravetti, coordinador de la Mesa Nacional de la ATE-Senasa.
En su momento, el personal de la regional Buenos Aires Sur entregó un petitorio y solicitó «una inmediata audiencia» con el presidente Mauricio Macri y, los trabajadores de la red de laboratorios de la actividad, lanzaron la campaña «Senasa nos cuida».
Ravetti ratificó el rechazo gremial a «las decisiones arbitrarias de las autoridades» y denunció que la totalidad de los telegramas de despido fueron firmados por Giselle de los Angeles Tasin Pavan, quien además «amedrenta y hace filmar a los trabajadores».
Hoy se reunirán sindicalistas y funcionarios en procura de encauzar el conflicto, en el contexto de un nuevo paro, que continuará hasta el viernes si no hay acuerdo, en tanto los trabajadores de todo el país deliberarán el miércoles en asamblea general.
Ravetti rechazó las afirmaciones del titular del Senasa, Ricardo Negri, por «mentirosas» y por «obstaculizar» un ámbito de diálogo que «él mismo propuso».
El dirigente sindical reseñó que el viernes último, ante «la contundencia de un paro que ya comenzó a afectar las exportaciones», los funcionarios propusieron «un ámbito de diálogo y solicitaron la flexibilización de la huelga en áreas críticas como el aeropuerto internacional de Ezeiza y el alto valle de Río Negro, por donde salen animales y frutas».
«La ATE sólo aceptó esa tregua en procura de una solución al conflicto, aunque sin levantar el paro activo nacional. Pero las declaraciones de Negri en el sentido de que ‘los despidos fueron apenas el 3 por ciento de la planta del Senasa’ es una falacia», dijo.
Negri sostuvo que el organismo requiere profesionales (veterinarios e ingenieros agrónomos) y técnicos, pero «el 80 por ciento de los cesantes son veterinarios, agrónomos y técnicos, lo que afectó las áreas operativas que controlan la sanidad animal en oficinas de campo, laboratorios, frigoríficos y barreras sanitarias y arriesga de manera sensible y grave la inocuidad y salubridad en el país», puntualizó Ravetti.
«Se despide a trabajadores especializados y con mucha antigüedad por razones presupuestarias, pero en el Senasa no hay déficit fiscal. Recauda más de lo necesario para sus funciones operativas. Más de 2 mil millones van al Tesoro Nacional para financiar no se sabe qué. Tampoco se conoce cuánto cobran quienes fueron contratados en los últimos seis meses. El gremio sabe que ronda los 70 mil pesos», denunció Ravetti.
También señaló que «ese ingreso es más del doble del que cobra cualquier trabajador»; indicó que «la idea oficial es un Senasa auditor, chiquito y sin estructuras operativas para que los amigos del poder realicen negocios», y denunció «la delegación de controles de alimentos en manos de las empresas privadas, lo que es un grave riesgo sanitario».