Días atrás la presidenta de Aerolíneas Argentinas, Isela Costantini, afirmó que su objetivo al frente de la compañía aérea estatal es «alcanzar déficit cero en menos de cuatro años», y estimó que para ello será preciso recortar costos no operativos, pero también revisar la continuidad de algunas rutas que no son rentables y el mantenimiento de fuentes de trabajo.
Las palabras encendieron la alarma sindical. Por ese motivo el secretario general de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), Juan Pablo Brey, ratificó ayer que la empresa Aerolíneas Argentinas debe continuar siendo «una línea de bandera estatal» y aclaró que los tripulantes de cabina «se oponen a todo tipo de política relacionada con los cielos abiertos, la liberalización de patentes sudamericanas o cualquier forma de precarización de las actuales reglas de juego».
En una «Carta Abierta» difundida por las redes sociales, Brey procuró transmitir «tranquilidad» a los trabajadores del sector a partir de diversos rumores que circularon por los medios de comunicación respecto de eventuales cambios de políticas.
«Se escuchó de parte de las autoridades de la empresa de forma reiterada palabras como ‘sobrante’, ‘pérdidas’, ‘rentabilidad’ y ‘costos’ y otras expresiones. La relación del gremio con la administración anterior fue de forma clara distante. No por cuestiones políticas de parte del sindicato sino por su deficiente manera de trabajar, lo que lo afectó directamente, y por su nula capacidad de diálogo», sostuvo el sindicalista aeronáutico.
En relación con el escenario heredado, que el actual gobierno afronta en la aerolínea, el dirigente indicó que «el gremio siempre estuvo de acuerdo y acompañó la decisión política del gobierno anterior de sostener a Aerolíneas y Austral como herramientas de conectividad social entre los argentinos y el mundo antes que como unidad de negocios obligada a producir ganancias», puntualizó el gremialista.
Brey, también secretario de Prensa de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) compartió la necesidad de «emprolijar y transparentar la gestión; de abrir canales de diálogo reales con los sindicatos, luego de cinco años de silencio y nulas respuestas; que la empresa deje de estar de forma permanente en el ojo de la tormenta y que sea sustentable».
«Pero sustentable no necesariamente quiere significar rentable. Abandonar rutas porque no son rentables en el país o conectándolo hacia el mundo no es una política que el sindicato avale. Ya lo vivió y, por eso, la firma murió dos veces», añadió el dirigente.
También sostuvo que los trabajadores que la defendieron «no pueden ser la variable de ajuste de los desmanejos ajenos».
Brey aseveró que el escenario de los próximos meses tendrá al gremio y a los aeronáuticos una vez más como protagonistas de momentos difíciles, de discusión, de lucha, de participación.
El sindicalista explicó que el conflicto del personal de SOL es «una clara demostración de que los aeronáuticos son uno», por lo que el gremio será «un férreo defensor de lo logrado y jamás se ubicará por sobre la voluntad de sus representados».
«Serán siempre los trabajadores quienes tengan el poder de avanzar, de hacer una pausa o de cambiar de rumbo de acción según las mayorías decidan», concluyó el documento de Brey.