El Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) pasa su momento de mayor exposición mediática. Primero la intervención judicial ordenada por el Juez Federal Rodolfo Canicoba Corral y luego la detención de su ex titular Omar «Caballo» Suarez, dejaron al gremio en el foco de la tormenta y en medio de una feroz disputa desde distintos sectores de poder. Es que más allá de sus afiliados y sus intereses, se desató un brutal carrera para quedarse con lo que parece ser el primer botín de guerra sindical del macrismo.
La intervención a cargo de la diputada del PRO Gladys Gonzalez, única resistente en el cargo del triunvirato inicial nombrado por Canicoba, ya logró el cometido. Metió preso a Suarez, algo que expresamente había demandado Mauricio Macri y que se había estirado más de la cuenta. Claro que, en el medio, la figura de la interventora se desdibujó por las denuncias en su contra, que incluso incluyeron las de sus pares de la Comisión Interventora Judicial (CIJ): Jorge Alonso y Santiago Viola. Al redactar la renuncia a sus cargos, Alonso y Viola señalaron a González por sus manejos unilaterales, al tiempo que la acusaron de querer cerrar paritarias a la baja y modificar los convenios colectivos de trabajo, tarea a la que no estaba encomendada la CIJ, ya que fue nombrada únicamente para normalizar el gremio y luego llamar a elecciones.
González no es cualquiera, es considerada por Macri como uno de los pilares en el armado del PRO en el Conurbano bonaerense. Ex candidata a intendenta de Avellaneda por Cambiemos, aunque tenía domicilio en Capital Federal, fue denunciada por corrupción, sobornos y tráfico de influencias durante su paso como directora del Banco Ciudad. Desde su llegada al SOMU buscó perpetuarse en el manejo de una caja de 25 millones de pesos mensual. El plan se vio trunco por la falta de consenso interno y la oposición de los trabajadores de la actividad que rechazan las decisiones tomadas desde su intromisión.
Con su perpetuidad coartada, el macrismo busca salidas. Desde Trabajo se comenzó a sondear la posibilidad de que Alejandro «Serrucho» Gomez desembarque en el gremio. Con un pasado que recuerda escándalos y expulsiones en los gremios de Tintoreros y de juegos de azar, «Serrucho» es testeado por Triaca, su padrino, y fue enviado a la convulsionada seccional patagónica de Madryn para tantear su adaptación. Todo indica que será difícil que el hombre que trabaja en la cartera laboral, no se sabe bien de qué, pueda arribar sin problemas a un gremio al que no pertenece.
Mientras corren los días y se acerca la fecha de caducidad de la intervención, la Justicia Laboral sigue sin pronunciarse sobre los comicios realizados en octubre de 2015. En caso de que no haya nulidad los dirigentes electos deberían volver a sus cargos, porque estarían todavía en vigencia. En ese caso, Mario Morato, sería quien se quede con el sillón de Secretario General. A Morato se lo señala como una salida de pacificación desde las seccionales, por su perfil conciliador, aunque lo pegan al «Caballo». Claro que no descartan ir a nuevos comicios para reafirmar su representatividad, luego de una movilización que movió cientos de marineros, siempre y cuando les garanticen transparencia en los padrones. ¿Quién podría hacerlo?
Por su parte Hugo Moyano y Gerónimo «Momo» Venegas también buscan extender sus tentáculos hacia los marítimos. El moyanismo, en busca de quedarse con la totalidad de la logística, patrocina la agrupación “Juan Ocampo”, que contiene a los dirigentes que fueron echados por Suárez y luego iniciaron las denuncias en su contra. El mayor problema de este grupo es que tres de sus máximas figuras están impedidas de competir electoralmente porque tienen causas en su contra. A decir verdad, Rubén Moreira, Jorge Agustín Vargas y Alejandro Giorgi figuran procesados en las mismas causas que el «Caballo» y salpicados por las mismas irregularidades por su paso por la conducción del gremio, por lo que la única carta «blanca» que les quedaría por jugar sería la de Luis José Clemente. Por su parte la «Agrupación 33 Celeste y Blanca», tiene el respaldo del «Momo» Venegas, con su correspondiente llegada a Cambiemos. Débil, los de la UATRE parecen dispuestos a cerrar con cualquiera que le garantice un lugar en la conducción.
Para el ex mandamás del gremio las cosas pintan negras. Con pocas chances de apelar a una defensa sólida para justificar su patrimonio, Canicoba Corral rechazó el pedido excarcelación de quien manejara el SOMU por 28 años, por entender que hay riesgo de entorpecimiento de la investigación en su contra. Suarez deberá seguir preso y los pronósticos más alentadores hablan de por lo menos 6 o 7 meses en esa condición. Para peor cayó en un pabellón común en la cárcel de Marcos Paz, por lo que lo mejor que lo podría pasar por estas horas es conseguir el traslado a uno que está ocupado por ex carapintadas, lo que le daría algo más tranquilidad.