
El gremio que nuclea a los trabajadores de Vialidad dijo no tener responsabilidad alguna en la determinación política del Gobierno de destruir el monumento a Osvaldo Bayer. Lo calificaron de «atropello a la memoria sagrada de los trabajadores asesinados y sus descendientes».
Hay que esclarecer nuestro pasado para que nunca se repita”, decía el cartel que acompañaba al monumento en homenaje al periodista e historiador Osvaldo Bayer que hasta este martes estuvo emplazado en la entrada a Río Gallegos.
Funcionarios de Vialidad Nacional ordenaron su destrucción -topadoras mediante- menos de 24 horas después de un nuevo aniversario del golpe, con la excusa de que “no tenía la habilitación correspondiente».
Una vez conocido lo ocurrido el sindicato que representa a los trabajadores de Vialidad, STVARA, aclaró que no tuvo responsabilidad alguna en la determinación. Aseguró los funcionarios son los responsables de «los hechos lamentables y de sus consecuencias sociales y políticas».
Además aprovecharon para pedir perdón al pueblo santacruceño por lo ocurrido, «al pueblo trabajador y a la memoria de nuestros mártires de la Patagonia trágica desde lo más profundo de nuestros corazones».

También pidieron perdón por «el innecesario atropello a la memoria sagrada de los trabajadores asesinados y sus descendientes» y «por la destrucción del monumento al excelente historiador, cineasta y periodista, Don Osvaldo Bayer».
Por su parte la Federación del Personal de Vialidad Nacional (FEPEVINA) también expresó su «más enérgico repudio ante el acto de censura y atropello perpetrado por la administración de Marcelo Campoy, Administrador General de Vialidad Nacional, junto con el jefe del 23° Distrito Santa Cruz, Paulo Croppi».
«Este hecho no sólo atenta contra la memoria colectiva y la historia de los pueblos de la Patagonia, sino que es una muestra más del profundo desprecio que la actual gestión tiene por la identidad y la lucha de los trabajadores», señalaron.
El monumento había sido emplazado por la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Cruz y la Mesa Provincial como forma de recordar las Huelgas Patagónicas. al propio Bayer y a los 1.500 obreros que fueron fusilados –y en centenares de casos, desaparecidos– por el Ejército entre 1920 y 1922.
Bayer había rescatado del olvido esa historia, contada a lo largo de los cuatro tomos de “Los vengadores de la Patagonia Trágica”, libro censurado por la última dictadura militar.