Hugo Mayol, uno de los socios de Lácteos Mayol, se filmó para dar su versión del conflicto que se vive en la fábrica de Cañuelas. Se presentó como víctima de unas «lacras» que arruinan la empresa de su abuelo. El sindicato de trabajadores de la industria láctea respondió que el empresario «se victimiza» y que no cumple con las leyes laborales.
Se presenta como «el Polaco» Mayol, un empresario querido en la ciudad bonaerense de Cañuelas y cuenta ante una cámara que estuvo en la ruta «para visibilizar esta situación que estamos pasando». Dice que se muestra dolido pero no tiene miedo aunque se sintió amenazado por 30 personas.
«Alguien en este bendito país que saque esta lacra de mí fábrica», dice entre lágrimas. «Dos mugres no pueden embarrar 86 años de trabajo», continúa.
Su sobrina, Paulina Mayol, también salió ante las cámaras conmovida a decir que asistieron a la audiencia a pedir al sindicato que les den tiempo para cumplir con lo que piden pero mientras la empresa sea viable porque peligran fuentes de trabajo.
Desde ATILRA emitieron un comunicado titulado «La familia Ingalls contra la mafia», haciendo alusión a esta polarización entre empresarios buenos y sindicalistas malos que tanto se refuerza en ciertos medios.
Así desde el gremio señalaron que «sectores tradicionalmente reaccionarios y anti democráticos, salieron a batir el parche en favor de los propietarios de LÁCTEOS MAYOL sin interesarse –nunca lo hacen- por el fondo de la cuestión que suscitó un conflicto laboral entre la empresa y sus trabajadores.»
«Omiten deliberadamente aclarar que los dueños han violado de manera sistemática y recurrente a lo largo del tiempo, los derechos más elementales de sus trabajadores y familias, y han competido deslealmente con el resto de las empresas del sector que sí cumplen con la ley», denuncian.
««La Familia Ingalls» pauperiza y maltrata a sus trabajadores, sin respetar ni cumplir elementales condiciones de higiene y seguridad (lo que repercute, claro, en los alimentos que elaboran y consume la población), manteniéndolos precarizados, fuera de convenio –esto lo ha reconocido públicamente-, en negro, sin abonarle horas extras, sin reconocerles el trabajo de sábados y domingos, sin entregar debidamente ropa de trabajo y elementos de protección, ni efectuar en consecuencia correctamente el depósito de aportes y contribuciones a la seguridad social para la cobertura de salud y jubilación de sus dependientes, evadiendo al Fisco y perjudicando a sus empleados.», detallan.
Desde Atilra, denunciaron estos hechos ante el ministerio de Trabajo bonaerense pero aseguran que la empresa se rehúsa a cumplir con lo que dicta la ley, que la familia Mayol «se victimiza», que tratan de desacreditar a los representantes sindicales y que hacen «infundadas denuncias, esforzándose por convertir el reclamo laboral en una cuestión penal.»
Cierran aclarando que «a instancias del Ministerio de Trabajo provincial, se irá recorriendo el camino conciliatorio» y que la resolución del conflicto dependerá «de la voluntad y predisposición empresaria para regularizar la situación de sus trabajadores, encuadrándolos dentro del marco legal correspondiente.»