El consejo directivo de la CGT, encabezado por los triunviros Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña, sesionó durante dos horas y media en la histórica sede gremial de Azopardo 802 y expuso las fuertes divisiones que hay hoy en la central entre «dialoguistas» y «combativos».
En una improvisada rueda de prensa en plena vía pública -no hubo conferencia de prensa posterior al encuentro- Víctor Santa María fue el único dirigente -junto con Carlos Acuña, ya subido en su automóvil- en explicar el tenor y las características del encuentro sindical.
El jefe de los encargados de edificios y secretario de Estadística, Registro y Defensa del Consumidor de la central obrera rechazó la posibilidad de un bono de fin de año de 750 pesos porque sería «más que una burla» y aseguró que el jueves 13 la conducción cegetista determinará «si habrá o no paro general».
En el encuentro, al que no asistió el líder de los maquinistas de trenes Omar Maturano por estar en Córdoba presidiendo el Congreso Anual de su gremio, los dirigentes evaluaron las reuniones mantenidas durante varias semanas con funcionarios, movimientos sociales y eclesiásticos y señalaron su «preocupación» por «la situación general de los trabajadores y los desempleados».
«El gobierno solicitó diez días para adoptar una decisión y hacerse cargo de la agenda de la CGT. Si no ofrece respuestas el miércoles próximo -cuando expire ese plazo- al día siguiente la conducción obrera determinará si habrá una medida de fuerza. Pero no se trata de parar por parar. La central debe tener un plan de lucha integral y una agenda de trabajo», puntualizó Santa María, líder de los encargados de edificio.
El dirigente gremial señaló también su «preocupación» por «la situación del interior del país y de las economías regionales» y afirmó que «la CGT está unida y no dividida y la totalidad de sus dirigentes comparten el mismo diagnóstico de la realidad».
Santa María subrayó que la central obrera «es dialoguista y no confrontativa y está dispuesta a escuchar, aunque sabe que es difícil que el gobierno cambie porque es neoliberal», argumentó.
El dirigente no le asignó demasiada importancia a la posibilidad de que el presidente Mauricio Macri reciba o no a la CGT al expresar: «El gobierno debe responder. No importa quién».
El sindicalista rechazó la posibilidad de que se pague un bono de fin de año sólo a quienes menos ganan y sostuvo que ello debe extenderse a trabajadores, desempleados y movimientos sociales.
«El gobierno tiene derecho a gobernar porque fue elegido de forma democrática, pero no ofrece soluciones, que es lo único que evitará un paro. El Ejecutivo no tiene dimensión de lo que ocurre en el país; no tiene conciencia social ni sensibilidad hacia los trabajadores. Debe escuchar como lo hizo y resolvió las temáticas de los sectores concentrados de la economía. A diez meses, no atendió a los trabajadores. Se esperan respuestas», expresó.
Santa María también puntualizó que el proyecto de país debe contemplar «una economía productiva e inclusión; el salario debe ser la posibilidad de movilidad social ascendente y es preciso defender a la industria nacional y el consumo popular».
«No es posible agrandar la brecha entre los que más y menos tienen. La CGT no es intransigente, privilegia el debate y el diálogo. El bono no es solución ni salida permanente sino la posibilidad de emerger transitoriamente de esta realidad. No se puede determinar hoy su monto porque sería irresponsable, pero ni 750 ni 2.000 sería suficiente», concluyó el dirigente gremial.
Las palabras de Santa María se dieron tras un encuentro que tuvo que conciliar las posturas más duras, presentadas por el moyanismo, con las acuerdistas que proponen seguir esperando para evitar confrontar con un gobierno que tiene menos de un año de gestión.