(Por Pablo Maradei) En Cancillería se vive el fin de ciclo como en toda la administración pública nacional, ¿por qué el ‘efecto Milei’ no produce lo mismo en los diplomáticos que en otros trabajadores del Estado?
Harto sabido es que el candidato presidencial Javier Milei se ha expresado en contra de todo lo que sea un Estado elefantiásico: con el fin de reducir el déficit fiscal prácticamente se ha propuesto pasar la guadaña sobre cualquier organismo-aspiradora que necesite de recursos públicos. A priori, hay una excepción al plan de ajuste del libertario: llevar a dos puntos del PBI las partidas para lo que sería el ministerio de Defensa e Interior. Así lo hizo saber su candidata a vicepresidenta, Victorial Villarruel.
Este jueves, se dio a conocer que Argentina ingresó al bloque de los BRICS, lo que también despertó diferencias entre el oficialismo y la oposición, que lo ven como una decisión de corte netamente ideológica y no comercial; además de que se anuncia en plena retirada.
Los diplomáticos miran con cautela el escenario político electoral; y, pese a ser, empleados públicos de carrera y calificados podrían ser los menos afectados en caso de que subiera el libertario. Por supuesto que se habla de que «se va reestructurar la Cancillería, pero dándole prioridad y el lugar que corresponde a los egresados del Servicio Exterior», comenta a InfoGremiales un diplomático. Y agrega: «No sabemos bien qué hará en cuánto a las designaciones de los embajadores políticos, pero esos puestos en el exterior son un premio consuelo que degradan la profesión». ¿Qué hará Milei?
Compara: «En la experiencia Cambiemos hubo un reconocimiento y una valoración al trabajo profesional que realizamos; en cambio, para los gobiernos kirchneristas hemos sido siempre una casta; eso sí ambos hicieron suyo el uso de las embajadas para designar políticos y devolver favores». Citan otro ejemplo: «Hay cargos, como el del director de Recursos Humanos, que siempre han estado bajo las órdenes de un funcionario de carrera hasta que llegó este gobierno».
Según consigna Clarín, en Cancillería «hay 1.109 diplomáticos, 1.701 empleados locales permanentes, que fueron los que más fueron creciendo con los gobiernos, sobre todo kirchneristas. Luego, entre otros contratados en el país y en el exterior, en tareas muy diversas y desconocidas, pero ganando en dólares o euros, otros 2.000. En total, cerca de 5.000».
Sobre el final del mandato, según supo este medio, la actual gestión en cabeza de Santiago Cafiero prometió que elevará al Senado «antes de fin de año» para su votación la lista de ascensos, un tema pendiente, y por el que hay quejas permanentemente, desde el año 2021. Como su tratamiento en la Cámara pasará para 2024 y por cómo vinieron las PASO, el peronismo podría por primera vez perder la mayoría en el Senado, lo que abriría un signo de pregunta respecto a quienes integrarán estas listas. Por otro lado, en estos días se han designado embajadores políticos en algunas embajadas europeas; como así también en Corea del Sur, Indonesia y Vietnam.
Siguiendo con el tema del personal, ya se está configurando una «licitación» para renovar a una cuarentena de funcionarios que están fuera del país; es decir repatriarlos y designar a los nuevos. Esto, aunque ya termina el mandato, es una práctica habitual para no dejar en el exterior por más tiempo del estipulado al personal. Cambiemos también lo hizo.
El 29 septiembre se festeja el Día del Diplomático y en torno a esa fecha se realizará el cóctel en el Palacio San Martín; habrá discursos de despedida, y acaso algún reclamo en formato de ironía porque ya caerán en bolsa agujereada. Para ese entonces el futuro del país será incierto porque recién el 22 de octubre tendrán lugar las elecciones generales.