(Por Jorge Duarte @ludistas) En una semana hicieron dos potentes acciones para respaldar a Alberto Fernández y a sus funcionarios de mayor confianza. Creen que es un reaseguro para evitar el desembarco de un eventual funcionario con el que no tengan buena sintonía. Sin embargo filtraron que analizan alguna protesta «contra la inflación» como paraguas para que el malhumor con la política no se los lleve puestos.
Parque Norte fue sede, en cuestión de 48 horas, de dos potentes manifestaciones de popes de la CGT en respaldo explícito al Presidente de la Nación, Alberto Fernández, y a su núcleo más cercano de ministros de confianza: Claudio Moroni y Juan Manzur. Fue la manera por la que optaron Los Gordos y también Luis Barrionuevo, de marcar su lugar en el mediático y sostenido debate interno del Frente de Todos y de salir a darle algo de densidad al «albertismo» que suele carecer de estructuras de respaldo.
«Moroni es el mejor ministro de Trabajo que tuvimos en muchísimos años», dijo Carlos West Ocampo en lo que fue su acto de salida de la conducción de Sanidad. Y agregó, ya en un tono ya más beligerante que «lo ataquen desde lo ataquen, estaremos para defenderlo.»
Las palabras de West Ocampo contaban con la guardia pretoriana de Héctor Daer, José Luis Lingeri, Armando Cavalieri, Rodolfo Daer y Andrés Rodríguez. Además, con el asentimiento desde la virtualidad de Luis Barrionuevo y Gerardo Martínez.
El propio Héctor Daer le sumó: «Moroni no cede a la presión de los que buscan romper con el modelo sindical argentino. Antes había ministros que armaban sindicatos paralelos cuando no podían negociar con la CGT. Con tres personas armaban sindicatos paralelos.»
Para los Gordos y Barrionuevo la defensa de Moroni, en definitiva la banca al círculo de confianza de Alberto, es una acción defensa propia. El temor, que en rigor de verdad mantienen desde el armado primigenio del FdT, es que el desembarco de un ministro con más cercanía al kirchnerismo les reste capacidad de influencia en la burocracia ministerial, en el manejo de la botonera de la cartera y en la definición de las acciones claves sobre el sector.
A ese espaldarazo, pronunciado desde el Congreso de Sanidad, le siguió una acción parecida pero en el Congreso anual de la UOCRA. Gerardo Martínez, el primero en salir a cruzar el apoyo de CFK a Sergio Palazzo, invitó a Daer, a Juan Manzur y a Claudio Moroni. Allí se volvieron a vivir escenas de albertismo explícito. Sin embargo, el constructor se encargó de filtrar en su círculo de confianza una potencial protesta de la CGT «contra la inflación» en un supuesto mediano plazo.
La lectura, que muchos empiezan a circular por los pasillos y los whatsaap, tiene que ver con el armado de una vía de escape en caso de que Alberto no logre bajar los niveles de malhumor social. La idea sería buscar algún grado de inmunidad ante el desánimo con la política, que tiene como emergente circunstancial a Javier Milei en términos electorales, pero que nadie descarta que pueda llegar a otras instituciones. Una especie de inmunidad ante un posible nuevo «que se vayan todos».
«Los muchachos te acompañan hasta la puerta del cementerio, pero no entran», se suele repetir como máxima. Y algo de eso hay.