Luego de la movilización de la CGT, el Presidente estalló contra la central obrera y aplicó un castigo por haber avanzado en una protesta que Mauricio Macri pensaba que se iba a desactivar por las negociaciones que llevó adelante hasta último momento. En concreto sacó a dos funcionarios de confianza de la central obrera de cargos clave.
Se trata de Ezequiel Sabor, el viceministro de Trabajo de histórica buena relación con Luis Barrionuevo y el moyanismo, y Luis Scervino, el superintendente de Servicios de Salud y hombre de confianza de José Luis Lingeri, el arquitecto detrás del armado de la distribución de los fondos de las obras sociales sindicales.
Ambos serán reemplazados por personas de máxima confianza de Macri y de excelente relación con el ministro de Trabajo Jorge Triaca, quien sale fortalecido con los movimientos.
El actual director nacional de Asociaciones Sindicales, Horacio Pitrau, abogado penalista de poco conocimiento del mundo gremial, pero mano negra detrás de varias movidas interventoras del macrismo a los gremios asumirá en lugar de Sabor y, aunque en un primer momento sonó la secretario de Pitrau como posible designada en la SSS, finalmente Sandro Taricco será quien asuma el cargo. Taricco es el actual gerente general de la Superintendencia.
Las salidas visibilizan el peor momento de la relación pendulante de Macri con los gremios, fundamentalmente con los Independientes que ayer no vaciaron la marcha que impulsó el moyanismo. Según pudo saber InfoGremiales, de la furia de Macri sólo escapa Gerardo Martinez, quien logró campear la crisis y mantiene estrechos vínculos con la gestión Cambiemos.