La Federación de Estibadores (FEPA) lanzó una huelga nacional por un conflicto en Entre Ríos. En la zona casi no hay actividad por la bajante histórica del Río Paraná. Finalmente la levantaron. De fondo la batalla por una seccional intervenida y por el encuadre de 360 estibadores.
La Federación de Estibadores Portuarios Argentinos (FEPA) anunció una huelga de 48 horas por el encuadre de trabajadores de una firma en Entre Ríos. La medida de fuerza, que prometió paralizar los puertos, finalmente se desactivó.
No hubo conciliación obligatorio, sólo un encuentro en la sede del Ministerio de Trabajo.
Los conocedores del paño explican la decisión de levantar la medida de fuerza en un hecho no menor: «Iba a ser un fracaso. Los puertos ya están prácticamente paralizados por la bajante del Paraná. No se pueden parar puertos que no tienen barcos».
Vale recordar que la bajante del río Paraná “es la peor desde 1944, con la probabilidad de superar aquella emergencia histórica” afirman desde el Instituto Nacional del Agua (INA). Además pronostican un escenario que indica que el río en Santa Fe alcanzaría sus niveles más bajos de la historia a fines de septiembre, por debajo de los -1,04 metros registrados en 1944.
El foco de discordia es la representación de unos 360 portuarios que la FEPA reclama para sí, pero que actualmente están bajo el paraguas de la Federación Marítima Portuaria de la Industria Naval (Fempinra) que lidera Juan Carlos Schmid.
La «huelga» era una manera de presionar al interventor del SUPA del Bajo Paraná y Delta del Paraná, gremio que no pertenece a la estructura de la FEPA, que está nucleado en la Federación de Schmid y que está intervenido en manos de Pablo Díaz.
El normalizador asumió hace algunos meses en reemplazo del que había nombrado el ex secretario de Trabajo de Cambiemos, Dante Sica. La intensión era forzarlo para que defina un cambio de encuadre.
Recordemos que el Ministerio de Trabajo de la Nación en esta instancia no tiene competencia para entender en conflictos Intersindicales de encuadramiento.
Uno de los perdedores de la movida frustrada fue el líder del SUPA de Capital Federal y Dock Sud, Juan Corvalán, quien se muestra como el principal sostén de la FEPA.
Al fracasar la medida fue su primogénito, Diego Corvalán, quien buscó una salida elegante para no profundizar las esquirlas.
El clan Corvalán, se muestra con un fuerte desgaste en las terminales porteñas por los conflictos constantes de medidas de fuerza repentinas que generan la caída de jornales de los estibadores.