«El teletrabajo en Argentina podría alcanzar a más de 3 millones de trabajadores», sobre «un total de 11,7 millones de trabajadores cubiertos por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH)», subrayó el informe.
El resultado surge de un estudio realizado por CIPPEC sobre el impacto del aislamiento preventivo y obligatorio en las modalidades de empleo en Argentina, que revela que el porcentaje de trabajos que tienen el potencial para realizarse desde el hogar se encuentra entre un 27 y un 29% de los totales, y se reduce a 18% si se considera la cantidad de hogares con uso efectivo de computadoras.
En diálogo con Télam, el autor del estudio, Ramiro Albrieu, sostuvo que «no existe un único mercado de trabajo para evaluar el impacto de las medidas de aislamiento para mitigar el contagio de cornavirus».
Remarcó que aún entre las ocupaciones que son «teletrabajables» es necesario «acelerar la transformación digital» con medidas que por un lado incentiven a las empresas, y por otro aseguren que el trabajador en su hogar tenga los recursos para poder hacerlo.
En ese sentido, según los datos de la consultora Carrier y Asociados, «unos 15 millones de hogares en el país cuentan con una computadora» y si bien el smartphone está presente en más hogares, no siempre resulta un dispositivo adecuado para el teletrabajo.
Tres años atrás, la última vez que desde el Indec se indagó sobre la cantidad de personas que hacían teletrabajo en 12 conglomerados urbanos (un universo inferior al de la EPH), dio cuenta que alrededor del 8% de los trabajadores usaban esta modalidad al menos una vez a la semana, y entre las empresas solo el 3% del total tenía incorporada esta opción.
La pandemia de coronavirus empujó el teletrabajo, aún cuando no están resueltas cuestiones legales y operativas de su funcionamiento.
Al respecto fuentes de la consultora de recursos humanos Randstad indicaron que «muchas organizaciones ya venían implementando distintas opciones de teletrabajo y muchas otras, sin experiencia previa, tuvieron que adoptar rápidamente nuevas modalidades de trabajo a distancia para continuar con la labor diaria obligadas por la coyuntura».
Por ello, destacaron la importancia de «definir objetivos de trabajo concreto» porque el teletrabajador sin experiencia previa probablemente «no sepa con exactitud que se espera de el»; y maximizar la comunicación para evitar la sensación de aislamiento, con miras a «mantener altos niveles de productividad».
Albrieu destacó que «las empresas están muy lejos de pensarse digitales» por lo que la coyuntura actual requiere de iniciativas como la red de asistencia digital para las pymes, lanzada el lunes pasado, entre otras.
En los hogares, Albrieu identificó como principales limitantes para la expansión del teletrabajo a «la falta de infraestructura digital hogareña (al menos una conexión segura a internet y un dispositivo digital)».
«Si se toma en cuenta el acceso a una conexión de internet al evaluar el potencial de teletrabajo, el porcentaje de trabajos que pueden realizarse desde casa cae a un 25%: menos de 3 millones de trabajadores sobre un total de casi 12 millones tienen el trabajo y la infraestructura para realizar sus tareas de forma remota», indicó en el informe.
Agregó que «los obstáculos se acentúan si se toman en cuenta la cantidad de ocupados que utilizan computadoras en su hogar: en ese caso, el porcentaje de trabajos que pueden realizarse desde casa cae a un 18%».
En diálogo con Télam, señaló la importancia de asegurar conectividad y «dispositivos digitales a precios económicos», para mencionar entre otros ítems que impiden el teletrabajo a las «propias habilidades digitales» y los «espacios en el hogar».
Las consultoras de recursos humanos remarcan la importancia de que los teletrabajadores a la fuerza por la coyuntura tengan una disciplina horaria y un espacio dónde trabajar sin interrupciones típicas de a vida hogareña.
Así como «saber desconectar» porque «para rendir en el trabajo es esencial tener la mente descansada y eso conlleva una desconexión eficaz diaria de los asuntos laborales», indicaron desde Randstad.
Albrieu subrayó además la situación de un 40% de los trabajadores cuyas tareas «no son teletrabajables» quienes necesitan de «un sostén económico como el IFE» pero también de «políticas que permitan algún tipo de movimiento, aunque sea comunitario, para esa franja de la población».