Omar Yasin copó la Secretaría de Trabajo de ex funcionarios del macrismo. Los expedientes se mueven «a pedido» y con prioridades. Un Jefe de Gabinete fantasma maneja las relaciones con los gremios «amigos». Sandra Pettovello corrió a Horacio Pitrau pero deja hacer a quien llegó con él.
La Secretaría de Trabajo es una de las zonas más amarillas de la gestión libertaria. A pesar de haberse convertido en subsidiaria del Ministerio de Capital Humano que comanda la mileísta Sandra Pettovello, en el área laboral recayeron todas figuras del macrismo que sostuvieron algún tipo de lazo con el mundo laboral luego de la derrota de 2019.
Es conocido que el secretario de Trabajo es Omar Yasin, un ex funcionario de Jorge Triaca y que su número dos es Mariana Hortal Sueldo, abogada y amiga de Triaca y exdirectora de la ANSES durante el gobierno de Mauricio Macri. Hortal Sueldo además compartió negocios con la esposa del ex ministro.
Antes del nombramiento de Hortal Sueldo, hizo las veces de subsecretario de Trabajo Horatio Pitrau, otro ex funcionario del PRO que salió eyectado del cargo luego de un chispazo con la propia Pettovello. Fue el primer fusible pero no hubo mucho cambio.
El que no cesó sus funciones fue Carlos «Charlie» Urriza, otro ex funcionario durante el macrismo, amigo personal de Pitrau, que llegó con él a la Secretaría, y uno de los hombres de vínculos más fluidos con Triaca.
Urriza es asesor de Yasin y, aprovechando el desgobierno libertario en el que nadie detenta un nombramiento, se autopercibe Jefe de Gabinete del secretario. De hecho así suele presentarse «Charlie» en los encuentros informales que sostiene con sindicalistas y empresarios en los que da a entender que mantiene una relación más que cercana con Pettovello que le da vía libre para accionar.
Urriza se encarga de mandar los listados con los expedientes que deben «moverse» y en esas órdenes se hace especial hincapié en aquellos que atañen a los clientes del ex Ministro de Trabajo de Cambiemos.
A la utilización de influencias, muy característico del modelo de la casta, se le suma su relación con los gremialistas a los que el propio Javier Milei desprecia. Algunos lo señalan como el «brazo ejecutor» de una política que tiene su vértice principal fuera de la gestión pero que sigue manejando los hilos de Trabajo.