(Por Pablo Maradei) Nexo de los sindicatos con el Gobierno a través de la Superintendencia de Servicios de Salud, el sindicalista José Luis Lingeri alerta sobre el déficit del sistema.
El paro y movilización que impulsó la CGT a los 45 días de asumido Javier Milei reverberó en la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS): a las 24 horas despidieron a su cúpula de conducción y la reemplazaron al superintendente por un ex empleado de OSDE. Pero en la volada también cayó un histórico de la SSS y nexo con el sindicalismo: David Aruachan, que en el Gobierno libertario se desempeñaba en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDis); la gran aspiradora de fondos de las obras sociales.
El 80% de la recaudación del Fondo de Redistribución se destina a ese rubro. Y desde hace años que Josè Luis Lingeri, el sindicalista de Aguas y que gravita a nivel sindical sobre todo el tema salud, viene pidiendo que las obras sociales solo se hagan cargo de las prestaciones, pero no de los viàticos y otros rubros vinculados a sostener este complejo y carísimo sistema sanitario.
En definitiva «no tenemos interlocutor, no terminaron de sentarse los anteriores que ya los reemplazaron y en el medio todo un sistema que está en un rojo prestacional altísimo. Y a David lo hicieron renunciar», advierte y denuncia el sindicalista en charla con InfoGremiales.
El retaceo de los fondos que se les retienen a los trabajadores y a las empresas con destino a las obras sociales es siempre botín de un tire y afloje con el sindicalismo. Viene pasando desde la era de Cristina Kirchner.
Y ahora sigue la misma cantinela: «En enero no hubo distribución de fondos», se queja Lingeri y ante la pregunta de InfoGremiales de a cuánto asumiría la deuda al día de hoy, responde para el espanto: «Es incalculable«. Es que la disparada devaluatoria, además, «hizo colapsar» el sistema.
Mientras tanto en el poder legislativo y el poder sindical
La conversación con Lingeri tomó lugar ayer, luego de que se conociera que se habían eliminado del listado de privatizaciones a ciertas empresas públicas, aunque AySA, la contraparte paritaria de Lingeri, había quedado incluida a quedarse en manos de privados. Hizo saber que «ya vivimos la privatización de AySA cuando fue Aguas Argentinas a manos de los franceses y fue un desastre«.
Sigue: «El agua es un recurso estratégico para cualquier país; pero acá evidentemente le dan prioridad a cuestiones como la industria del petróleo», se lamentó.
A su vez, también se baraja que la semana próxima tenga lugar una mesa chica de la CGT para analizar lo que haya pasado con la aprobación de la ley ómnibus: «A esta altura y luego de todo lo que tuvieron que suprimir de los 600 artículos originales, es que los diarios digan que Mieli tiene su ley; pero la realidad es que lo que se vaya a aprobar será un deshilachado«.