El Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímico (SAFYB), que releva anualmente al consumo de fármacos por categoría, detectó en el último trienio un creciente consumo de productos para el dolor, no solo los de venta libre como aspirina, paracetamol o ibuprofeno, sino también de los recetados tipo “opiáceos” como oxicodona, codeína y morfina.
“La gente tiene baja tolerancia al dolor y comienza desde edad temprana a consumir analgésicos, primero de los leves y luego de los potentes; hay automedicación y sobreprescripción” sostiene el informe de SAFYB
“El 85% de los adultos utiliza analgésicos de venta libre. Dos tercios lo hace mensualmente y un tercio semanalmente, aunque sin conocimiento sobre cómo seleccionarlos e ingerirlos adecuadamente. Falta información por parte del farmacéutico.”
Los médicos recetan cada vez más analgésicos opiáceos para dolores de espalda crónico y de articulaciones, ya que los productos comunes no resuelven.
Pero cabe señalar que los productos para mitigar el dolor son adictivos y producen efectos secundarios como: dolor estomacal, daño renal y hepático e hipertensión arterial. Los más potentes provocan la muerte del paciente por asfixia debido a que suprimen su capacidad para respirar.
Las sobredosis de analgésicos aumentaron un 30% entre marzo 2015 y 2018, en todos los grupos de edad, hombres y mujeres, más en zonas urbanas que en rurales, derivando en 5400 fallecimientos en 2017.
La cifra constituye el 21% de las muertes totales por problemas relacionados con medicamentos, que ascienden a 25800 anuales.
“Hace falta una política para restringir el acceso ilimitado a analgésicos y coordinar esfuerzos entre farmacéuticos, médicos y autoridades de salud para que estas sobredosis y decesos no ocurran”, finaliza el informe SAFYB.